Don't Have Fear ⊶ b. s.

Capítulo 36

—¡AAAAAAAHHHHHHH!

El grito de Alice retumbó por todo el hotel. Todas las luces fueron encendiéndose poco a poco, después sus voces furiosas. Agnes se sentó en su cama y parpadeó aún adormilada.

Alice.

Se levantó de un salto y corrió hasta su habitación. Al abrir la puerta Alice estaba encogida en la cama, sus piernas las tenía contra su pecho, tan apretadas que solo se veía como una pequeña bolita en la esquina de la enorme cama. Su cabello castaño caía por los lados de ella y caía en el colchón cual cascada.

—¿Alice? —Agnes se acercó y se sentó a su lado lentamente, aún sentía sus ojos pesados —¿Qué sucede?

Alice alzó su cabeza, su rostro estaba empapado de lágrimas, sus ojos estaban muy hinchados y rojos. Agnes frunció el ceño, pudo una mano en su espalda y la niña retrocedió. Agnes sintió que su corazón se encogía.

—Alice, ¿qué sucede? —acarició su espalda con cuidado. La niña llevó su mano a su rostro y limpio sus labios.

—¿C-cómo.. ? —miró su alrededor aún completamente ida.

—¿'Cómo' qué? —Agnes decidió acercarse un poco más.

—Y-yo.. —y comenzó a sollozar.

Y Alice se acurrucó en el pecho de Agnes. Agnes abrió sus ojos de par en par y sus manos se alzaron instintivamente. ¿Alice la estaba abrazando? ¿El Infierno se estaba congelando? Agnes sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo. La última vez que la había abrazado genuinamente y por su cuenta había sido hace.. No lo recordaba. ¿Qué se suponía que se hacía en esos casos? ¡Ah, sí!

Le correspondió el abrazo aún pasmada, al ver que Alice apretaba más su agarre en su cintura lo aceptó. Agnes dejó de estar tensa y abrazó a su hija de vuelta, llevó su mano a su cabello.

—Todo está bien, Alice —susurró. Podía escuchar los sollozos de la niña —. Estoy aquí, no me iré a ningún lado.

Alice apretó su agarre contra la bata de noche de Agnes, pudo sentir que las uñas de la niña se encajaban en su piel pero simplemente se mordió el labio inferior y le tomó poca importancia. Agnes besó su cabello. Alice se aferró a su madre.

Había asesinado a alguien.

No era eso por lo que lloraba exactamente, eso solo era una pequeña fracción de lo que era todo el asunto con Trevor Martell.

Lloraba por todo.

Sentía como una pesada carga iba bajando y comenzaba a sentirse mejor, lentamente. En esas espesas y gruesas lágrimas salió todo lo que estuvo conteniendo todo este tiempo. Todo salió. Su enfermedad, los asesinatos, las violaciones, su transformación. Todo salió.