Capítulo 10

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—.. mientras que Alice Vanderwoodolf, de trece años, fue encontrada hace varias semanas, el paradero de Georgie Denbrough, de seis, sigue siendo un completo misterio para todo el pueblo de Derry, Maine..

La madre de Alice apaga la televisión rápidamente mirando a su hija.

—¿Por qué carajos la apagas? —le gruñe su esposo.

—¿Cómo te sientes, Alice? —pregunta la mujer en dirección a la niña. El hombre se gira y ve a su hija parada en el pasillo.

—Bien —dice secamente. La mujer sonríe incómoda y baja la cabeza.

—Hay comida en el refrigerador.. si tienes hambre —Alice asiente y se dirige a la cocina.

Abre la puerta del refrigerador y observa.

Una caja de docena de huevos, un paquete de cervezas, un galón de leche casi vacía y un plato de comida china.
Alice toma el plato y cierra la puerta del refrigerador. Dirige su vista hacia el sofá donde ahora sus padres se encuentran besándose con ferocidad.
Alice hace muecas de asco y se encamina a su habitación nuevamente.

Se sienta en su cama y abre el plato. Solo está la mitad de unos fideos chinos con todos los vegetales que su padre apartaba por su aberración a ellos.
Decía que los vegetales eran tan asquerosos como la cerveza de raíz.
Alice toma los palillos y comienza a batir todo y envolver los fideos para adentrarlos a su boca.

—¿No te parece raro que no recuerdes absolutamente nada? —le pregunta el oficial malhumorado y fastidiado.

—Tanto como a usted, señor oficial —dice Alice y se encoge de hombros.

—Dijiste que hablaste con el niño Denbrough —cambia de tema Dewey —, ¿lo viste en persona?

—No —dice Alice con tono calmo —, hablábamos desde lugares diferentes pero en la misma alcantarilla.

—Me parece extraño que no hayas logrado verlo —dice el otro oficial.

Cada vez que hablaba le daban ganas a Alice de darle un golpe en la cara.

—Somos dos —lo molesta nuevamente Alice. El oficial gira los ojos y se recarga en el respaldo de la silla.

—¿Qué te dijo el niño? —pregunta Dewey.

« —Se comió mi brazo. »

—Que estaba muy asustado —dice Alice manteniendo la mirada fija en ambos.

—¿No te dijo cuánto tiempo había pasado en la alcantarilla? —pregunta el oficial malhumorado.

—Dijo que no lo sabía. Créame oficial, estando ahí abajo pierdes la noción del tiempo —Dewey baja su vista a la libreta y escribe algo sobre ella.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora