Capítulo 33

348 30 3
                                    

Comenzó a llover como si no hubiera mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Comenzó a llover como si no hubiera mañana.

Había observado y analizado la lluvia ese último mes y no recordaba que fuera así. Lluvia torrencial, incluso pequeños círculos blancos caían del cielo golpeando con fuerza la ventana amenazando con romperla. Agradecía que las ventanas y el ventanal fueran a prueba de casi todo. Podría tomar una silla y golpear el ventanal y éste seguiría sin un pequeño rasguño. Lo sabía porque Agnes lo había intentado.

Su cabeza vagaba de nuevo y las palabras de él no dejaban de sonar en su cabeza.

« "Eres como yo" »

Había estado furiosa durante poco tiempo, y se había descargado en él, y él no protestó —afortunadamente, porque ella no dejaría de hacerlo. En cuanto procesó la información que le dio comenzó a golpearlo con toda la fuerza que pudo. Y fue demasiada. Nunca había visto que tuviera tanta fuerza. Y se sintió bien. Lo golpeó hasta dejarlo en el pavimento, sangrando.

« ¡Creo que ya fue suficiente! chilló Trevor tratando de cubrirse con sus manos, llenas de pequeños pero profundos rasguños.

¡Eres un hijo de puta! el cobarde de él desapareció en cuanto Alice le dio la primera bofetada. Idiota.

Alice le dio una última patada, su respiración era agitada y apenas podía controlarse. En la chaqueta negra se veían dos pequeños y apenas visibles destellos naranja. La rabia se desvaneció lentamente y retrocedió un paso.

Joder gruñó Trevor sentándose en el pavimento. Alice lo miró durante unos momentos hasta que finalmente su mandíbula dejó de apretarse y sus puños ensangrentados de encajarse. Pudo sentir que se relajaba. ¿Cómo mierda se podía relajar? Trevor merecía unos cuantos golpes más.

Trevor se incorporó y sacudió su ropa, su camisa blanca tenía pequeñas manchas rojas, llevó su mano a su nariz y limpió el hilillo rojo que sobresalía de ésta y sus labios. Alice prestó atención a cada uno de sus movimientos. Trevor alzó su mirada y la observó.

Incluso casi dejándolo noqueado podía ver lo hermosa que se veía. Ahora su cabello castaño estaba alborotado ligeramente por la adrenalina, sus pequeñas manos goteando sangre mezclada, de él y de ella. Sus ojos aún de el brillante color naranja, hambrientos. Se preguntaba cuándo empezaría a sentir esa saciedad de devorar todo a su paso. De tan solo pensarlo le daba náuseas.

No quería eso para ella.

No quiero esto dijo con firmeza. Trevor soltó una risilla y giró su rostro para escupir un líquido rojo al suelo.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora