Don't Have Fear ⊶ b. s.

Capítulo 3

El auto se detiene justo en frente de la farmacia, su padre le entrega veinte dólares.

—Pide antihistamínicos y paroxetina —Alice lo mira seria —¡Es para hoy! —le grita, ella toma los veinte dólares con brusquedad y se baja del auto azotando la puerta y entra a la farmacia.
Se dirige a el vendedor.

—Quiero unos antihistamínicos y paroxetina, por favor —dice Alice con una sonrisa amigable, el hombre asiente y va detrás de los estantes, Alice espera varios segundos.

Trevor se asoma por el estante y la ve, está pálida, tiene los labios secos, los ojos rojos, está ronca y nota desde lejos que se siente mareada.
Eso no era bueno.
Quería acercarse y decirle que necesitaba más que pastillas para el vómito y los ataques de pánico.

—Aquí tienes, linda —se acerca el vendedor con una sonrisa.
Alice le paga y le sonríe.

—Gracias —el vendedor vuelve a su sillita a seguir mirando la televisión.

Alice camina hasta la puerta de salida cuando escucha que algo se cae, se acerca a donde se escucha el ruido y ve a un chico recogiendo torpemente cajitas de condones.
Ella reprime una risilla pícara y se acerca para ayudarlo.

—G-gracias —dice el chico apenado, toma una cajita y levanta la mirada con una sonrisa, Alice lo mira y se encuentra con el señor Martell.

—Señor Martell, no sabía que usted tenía pareja... —Martell se levanta, Alice mira la cajita y se muerde el labio.
Trevor también reprime la risa y pone la cajita detrás de su espalda.

—Bueno, le deseo suerte con ella —dice y Alice le guiña un ojo, se mete las manos en los bolsillos escondiendo las cajitas de pastillas y sale por la puerta.

Trevor se relame los labios y cierra sus ojos tratando de no pensar inapropiadamente. Se da un pequeño golpe en la mejilla y deja la cajita en su lugar para después salir de la farmacia y subirse a su motocicleta.
Se pone el casco y da rumbo hasta la casa de Alice a jugar un poco.

• • •

En cuanto llegaron a casa, Alice baja del auto sin decir ni una palabra para correr dentro y encerrarse en su habitación, se tira a la cama mirando el techo blanco.

—¡Vamos a ir a comer! —avisa su padre y se escucha la puerta de la entrada cerrarse.
Alice se levanta y se sienta en la ventana, ve a su padre subir al asiento delantero y a su madre al otro lado.

Ve cómo se aleja el auto entre la calle, sale de su habitación y se dirige a la cocina para agarrar algo de comer.
Revisa el refrigerador y no ve más que cervezas.
Lo cierra con rabia y se acuesta en el sofá.

Cierra sus ojos poco a poco hasta quedar dormida, no dura más de cinco minutos cuando escucha que tocan la puerta.
Abre sus ojos y se levanta, abre la puerta y ve a Mia la cual tiene una gigantesca sonrisa en su rostro. Se nota que estaba aliviada de que su mejor amiga estuviera bien.