Capítulo 17

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—Puedes correr pero no esconderte —canturreó la voz del payaso

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—Puedes correr pero no esconderte —canturreó la voz del payaso. Alice se estremeció al oír su voz exageradamente aguda, justo como si estuviera a su lado y se lo hubiera susurrado al oído.

Terminó tropezándose con una pequeña ramita y su rostro golpeó de manera violenta el suelo provocando que un crujido se escuchara en su nariz.

—¡Puta madre! —chilló Alice en voz alta, se incorporó aún sentada y llevó sus manos a su nariz, al devolverlas a su campo visual notó el líquido rojo en sus dedos. Después sintió la sangre caer a sus labios —Mierda.

—¡Alice! —escuchó su voz de nuevo. Miró a su alrededor con temor —Aquí estás..

Giró su rostro y lo vio justo a un metro de distancia de donde ella se encontraba. Sus bizcos ojos naranjas viajaron a su nariz, su rostro se contrajo y cerró sus ojos para comenzar a oler la deliciosa sangre que salía de ella. Su Alice.

—Oh, Alice —el payaso vuelve a abrir sus ojos brillantes y sonríe maliciosamente —. No sabes cuánto me he estado conteniendo..

Y con eso dio un brinco y abrió su gran boca dejando a relucir sus miles de dientes afilados..

—¡PUTO PAYASO! —Alice se incorporó en su cama y miró a su alrededor con temor, buscando al payaso en algún rincón de su habitación buscando la oportunidad perfecta para devorarla. Pero la habitación estaba completamente vacía a excepción de ella.
Su respiración agitada se calmó levemente y vio su ventana que estaba completamente empañada por el frío afuera. Se levantó de su cama y se dirigió a la ventana, llevó su mano a ella dejando un hueco borroso.

Ahí seguía él.

Oscar Bowers.

Abrió la ventana y la fuerte brisa del aire la golpeó con fuerza haciéndola sentir escalofríos, se acercó y colocó sus manos en el marco para sacar su cabeza y respirar aire fresco. Llevaba días sin dormir, simplemente no podía, no desde la vez que se dio cuenta de que estaba justo a unos pasos de ella, instintivamente se giró con temor. Nada.
Volvió su vista al auto de policía donde se encontraba su tío durmiendo con la boca abierta y con una manta cubriéndolo.
Soltó un suspiro y se sentó en el pequeño espacio que había en la ventana y cruzó sus brazos para poder abrigarse un poco, pero no sirvió de nada. Pero se quedaría ahí el tiempo que fuera suficiente con tal de no volver a dormir. Ahora incluso le aterraba dormir con el payaso acechándola.

Alice se preguntó cómo se encontrarían los perdedores. ¿Seguía tratando de devorarlos también o ella se había vuelto su único juguete favorito?

Estaba exhausta, su rostro que apenas había estado mejorando y ganando peso ahora se veía ojeroso, pálido y anémico. Las pesadillas no la dejaban dormir y la obligaban a estar despierta por las noches. Ella rogaba que las horas pasaran para poder desperdiciar su día como siempre.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora