Capítulo 39

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Ethan abrió la puerta metálica con su mano sana y corrió

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Ethan abrió la puerta metálica con su mano sana y corrió. Corrió como nunca había corrido. Agradecía que su mujer lo hubiera obligado a volver a hacer ejercicio ya que de no ser así no habría podido correr lo rápido que corrió en esos momentos.

No miró atrás. Si giraba su rostro volvería a ver el cuerpo ensangrentado y sin vida de Jones. Su amigo de toda la vida. El hombre con el que entabló una amistad de más de veinte años.

Y también vería esos monstruosos ojos amarillos. En cuanto posó su vista en ellos fue como si hubiera visto al mismo diablo. Le causó una horrible sensación en todo cuerpo que lo hizo estremecer al instante.

¿Qué era esa cosa?

Había tomado la forma de un chico joven, pero en el momento en que vio sus ojos supo que era todo menos normal. Eso no era un chico y mucho menos un humano. El brillo de sus ojos fue aterrador. Y lo único que sabía era que no querría volver a verlos en toda su puta vida.

Así que corrió. Corrió lo más rápido que pudo.

Tuvo que cruzar frente a las celdas, en cuanto entró todas las miradas se posaron en él y comenzaron a gritarle y a golpear las rejas, burlones. Ethan los ignoró a todos y siguió corriendo, llegó al otro extremo del pasillo y abrió la puerta.

Siguió corriendo. Había llegado al pasillo, afortunadamente. Todo estaría bien. Iría a su auto y conduciría hasta el pueblo para reportarlo todo. A los dos francesitos y a los dos atroces asesinatos que cometieron en esa habitación. Se haría justicia por Alexis Jones.

Sus regordetas piernas no pudieron para más y tuvo que detenerse, se recargó a regañadientes en la pared, respiraba agitadamente.

Tengo.. que.. llegar se repetía a sí mismo. Estaba exhausto.

Después de recobrar un poco de su aliento volvió a correr, ésta vez sus piernas temblaban y le complicaban su cometido.

Pero a lo lejos lo vio. La puerta.

Ethan sonrió y comenzó a bajar los escalones. Su respiración cada vez empeoraba pero ya después la recuperaría. Debía llegar a esa maldita puerta.

Ethan..

Una voz.

Una monstruosa e infame voz.

Ethan se detuvo y se giró, miró cada rincón para ver de donde provenía esa voz. Pero no vio nada.

Ya debía estar alucinando, ¿cómo no? Con su brazo roto y en ese horrible ángulo. Decidió ignorarlo y volvió a bajar las escaleras, sus piernas cada vez lo complicaban más.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora