Siempre he dormido cómoda y ligera teniendo un gran espacio para mi sola, una cama para mí. Mi sueño tranquilo es interrumpido por el gran peso que carga mi cuerpo; pesa mucho y no me deja dormir tranquila. Abro los ojos impactándome con la luz del sol, los recuerdos me invaden, recuerdo que no estoy sola en mi habitación y que estoy durmiendo con el arrogante. Trato de levantarme, pero el peso de su pierna y brazo sobre mí me impiden levantarme. Rendida por su pierna y brazo que me abrazan regreso a mi posición.
No puedo creer que Jaxon duerma de esta manera.
Volteo a ver el espacio que tiene en la cama, es grande comparado con lo que me está dejando para dormir y lo que más me molesta es que me pone encima su cuerpo; si me muevo en cualquier momento caeré.
Me muevo para quitármelo de encima, pero es imposible, parece una piedra. Intento quitar su pierna, lo empujo y el peso me gana, me voy hacía atrás, a punto de caerme me aferro a Jaxon y lo jalo conmigo cayendo ambos al suelo.
El impacto en mi espalda con el suelo es doloroso, afortunadamente Jaxon no me cayó encima sino me aplasta. Jaxon se despierta por la caída.
— ¿Qué sucede contigo? —se queja del dolor.
Se levanta del suelo y se soba su brazo. Me reincorporo acariciando mi hombro.
—Lo que sucede es que duermes horrible —me quejo.
—Cómo si tú durmieras cómo un hermoso ángel —dice con sarcasmo.
—Olvídalo.
Me levanto, camino al tocador y busco mi ropa para ir a trabajar. Meto mi ropa al baño y mientras se calienta el agua levanto el desastre de la habitación. Recojo mi ropa y luego la de Jaxon, me acerco a él y le extiendo su ropa, él me ve confundido.
—Toma tu ropa y cambiante.
Me ve raro y se ríe. No entiendo el motivo de su risa.
— ¿Qué te causa risa? —me impaciento por su actitud.
—No me voy a cambiar. No voy a desaprovechar el tiempo cuando me puedo quedar contigo y bañarnos.
—Tengo que ir a trabajar.
—No vayas.
—Es mi deber trabajar, además necesito el dinero para pagar mis necesidades.
—Soy tu jefe y no quiero que vayas a trabajar.
Es molesto cuando toma su poder de jefe en la extraña relación que tenemos. Desde un principio se dijo que lo laboral y lo personal son cosa aparte, no entiendo por qué las quiere mezclar.
— ¿Por qué no quieres que vaya a trabajar?
—Porque quiero estar contigo.
«¿Quiere estar conmigo? Eso no me lo esperaba.» Por qué se porta de esta manera, lo único que logra es confundirme.
— ¿Y eso?
—Olvídalo, vete. Te veo en la noche.
Molesto, se levanta de la cama y se acerca al guardarropa para sacar una toalla, me pongo entre él y el ropero, llevo mi mano su desnudo pecho, la otra en su nuca y junto nuestros labios. Lo hago por impulso, en verdad no quiero irme y quedarme más tiempo con él. Me sorprendió la idea de querer quedarse conmigo, me agrada la idea de pasar más tiempo juntos.
El beso es correspondido y para finalizarlo le muerdo su labio inferior.
— ¿En verdad quieres que me quede? —quiero volver a escuchar su petición.
Sus penetrantes ojos grisáceos hacen contacto con los míos, sin pensarlo mi mano la llevo a su mejilla y acaricio esa suave y bronceada piel y a la misma vez me raspa por su afeitada barba.

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LIBIDO +21
RomanceUna fecha importante, día de San Valentín, donde muchas parejas se declaran su amor. Pero, ¿cuál es el origen de esta celebración?... En pleno siglo XXI, la lupercalia se continúa festejando. Jaxon Clark, un reconocible diseñador catalogado como el...