Capítulo 68

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No puedo creer lo que mis ojos ven, estoy estupefacta.

Me dentro más a la habitación y comienzo a recorrer cada esquina del lugar. No me sorprende ver el lugar, tengo noción de esto; lo que me deja sorprendida es que mi madre lo haya utilizado.

Me detengo en una pequeña repisa donde puedo ver a través del cristal unos pequeños aros; por curiosidad abro el vidrio haciendo correrse a un lado, suelto la manija y extiendo mi mano para tomar las piezas, al tenerla en mi mano siento su textura, es dura.

Mi vista se enfoca en encontrar algo más, pero no veo nada fuera de lo normal que solo un aro de color.

— ¿Qué es esto?

Me pregunto al no reconocer la pieza entre mis manos.

—Es un anillo.

Su voz me asusta y hace que la pieza caiga de mis manos al suelo, trato de recuperarme del susto. Jaxon se agacha para recoger la pieza y lo toma entre sus dedos.

— ¿Qué haces aquí? —le pregunto.

—Tardaste en llegar —dice. Su vista se pone a observa el lugar en donde nos encontramos —No me sorprende que tu madre tenga esta habitación.

Jaxon mira de nuevo el anillo entre su mano con detenimiento.

— ¿Para qué sirve el anillo? —pregunto, no me da vergüenza hablar de estos temas con él.

—Retiene el orgasmo. Se le pone al hombre.

No recuerdo haberlo usado y por ello me da curiosidad de usarlo.

—Me gustaría usarlo —confieso.

—Nena, esto es para... Oh no, no, no —al entender mi referencia se niega.

Con unas inmensas ganas de probarlo en él, le ruego.

—Por favor —suplico.

—No corras si no sabes caminar —me advierte.

—Pero me gusta correr —hago un puchero.

Me acerco atractivamente a él, poso mis manos en sus hombros y las bajo tocando su pecho, mientras lo acaricio me muerdo el labio al saber lo que hay debajo de esa camisa.

Jaxon bruscamente me toma de la cabeza y junta nuestros labios. Enredo mis manos entre su corto cabello y a pasos lentos y cortos lo guio hasta el sillón que está aún lado de la cama. Lo tomo de su pecho y lo empujo hasta que cae sobre el sillón.

Traviesa, con mis manos separo sus rodillas, una de la otra, me hinco entre sus piernas y llevo mis manos hasta el botón de su pantalón, lo desabrocho y bajo el cierre; con ambas manos tomo su pantalón y el bóxer, y de un solo jalón se los quitó dejando descubierta su zona inferior.

—Nena, yo soy el que manda en esto —dice con superioridad.

—Lo siento, pero ahora yo tomo el mando.

Coqueta, me acerco a su rostro y beso sus labios, él inmediatamente agarra mis piernas y por encima del pantalón masajea mis muslos; me levanta y me sienta sobre sus piernas quedando justamente debajo de su casi erección.

Al sentir la erección, la piel se me eriza. Comienzo a moverme para levantarlo y ponerlo duro porque así se siente mejor.

Llevo mi mano hasta su pecho y comienzo de desabrochar los botones de su camisa hasta ver su piel canela; pego mis labios a su bronceada piel, la beso y succiono con delicadeza. Como muestra de mi gran trabajo escucho los suspiros de Jaxon.

—Nena~ —gime

Me levanto de su encima y de nuevo poso mis labios en su piel, poco a poco voy descendiendo hasta llegar a su masculinidad. Le quito de las manos el aniño y lo observo, me alejo de él y busco con la mirada algo para limpiarlo. A lo lejos puedo ver en el estante un paquete de toallitas, no dudo en ir, leo la caja y tomo una al confirmar que son toallitas desinfectantes.

LIBIDO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora