Capítulo 47

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Reviso uno por uno los papeles atentamente, pero no puedo concentrarme desde anoche. El recuerdo pasa a cada segundo por mi cabeza y de solo recordarlo se me eriza la piel; aún puedo sentir el tacto se sus húmedos labios sobre mi mejilla aturdiendo mi entorno con su loción masculina. Frustrada, dejo de revisar los papeles y cierros los ojos por un momento para relajarme. No lo he visto en toda la mañana y espero no hacer lo por el resto del día, no por hoy.

Parece que el destino está en mi contra, Alexandre entra a mi oficina, se posa enfrente de mi lugar mirándome con sus ojos color azul y, sin poder evitarlo lo miro a los ojos. Con los nervios a flor de piel, hablo, aunque no quiero hacerlo.

— ¿Qué sucede?

Lo saludo evitando verlo a la cara por más de tres segundos; reviso los papeles para no mirarlo.

—Solo quiero que le envíes unos documentos Jaxon para que los firme.

—No se los puedes enviar a él.

Sin evitarlo dejo de ponerle atención a los documentos y lo miro, al instante me siento intimidada por su presencia.

—No me contesta las llamadas, ni mensajes. No sé el motivo, de favor envíaselos para confirmar su autorización.

—Entiendo, en un momento se los envió.

—Gracias —se da media vuelta, pero regresa —. Podemos platicar un momento... De nosotros.

«¡No! Eso es lo que menos quiero, hablar.» Pero necesito una explicación de su acción.

—Ok. Platiquemos —quiero evitar más malos entendidos por parte del personal.

Alexandre cierra la puerta y regresa, me levanto de mi lugar quedando frente a él a una distancia considerada, lo invito a sentarnos en el sillón; nos sentamos y en ese momento el silencio nos cubre en una totalidad incomodidad. Alex decide hablar primero.

—Ayer, yo...

Lo interrumpo. No quiero que la plática se alargue, soy directa con lo sucedido el día de ayer.

— ¿Por qué lo hiciste?

—Lo hice porque para mí eres más que una amiga. Eres simplemente perfecta.

«¡¿Es en serio lo que dice?! Se está declarando... No, eso no, lo estoy mal interpretando», pienso tratando de controlar mis malas deducciones.

—Explícate mejor, no te entiendo.

Alexandre respira tranquilamente, cierra los ojos y se concentra en lo que dirá. Al encontrarme con el azul oscuro de sus iris habla sin titubear.

—Mallory, sé que esto no puede suceder. Jaxon es mi amigo, pero me es imposible ocultarlo... Me atraes, eres hermosa.

Me explota la cabeza con su declaración y sus siguientes palabras me dejan muda, sin habla.

—La primera vez que estuvimos juntos quedé encantado con tu cuerpo, me encanta todo ti... Tus labios, tus ojos, tus piernas, tus curvas... Todo.

Con forme sus palabras me describen, se acerca más a mí, mi espalda toca el respaldo del sillón quedando Alexandre casi encima de mí. El pulso se me acelera; no es porque me interese Alex; no, es porque no sé qué hacer ante esta situación, su mirada me intimidad.

—Me atraes mucho, eres la mujer que deseo cada noche. No me puedo conformarme con tenerte una vez, necesito más de ti.

—Detente —pido antes de que sus labios toquen los míos.

—No puedo, cada vez que te veo me excitas de una manera impresionante y me es inevitable imaginarte debajo de mi pidiendo que te folle.

Una de sus manos termina acariciando mi rojiza mejilla. No sé qué hacer o qué decir, en mi mente llega el recuerdo de Jaxon; con valentía agarro su mano y la aparto de mí.

LIBIDO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora