Mi cuerpo no puede sostenerse de lo débil que me siento, los dedos de los pies están adormecidos, no he dormido nada, tengo sueño y estoy a punto de colapsar. El ardor en mi piel ya seso, pero las marcar rojas me dicen lo contrario; el único que puede desatarme es Clark, y cómo si lo hubiera llamado entra a la habitación.
— ¿Entendiste la lección? —dice con arrogancia.
—Si, por favor, desátame —le imploro.
No me importa el orgullo, en estos momentos solo quiero que me desate, no puedo más. No protesta y me desata. Siento mi alma regresar. Por la debilidad de mi cuerpo caigo al suelo haciendo un gran ruido por el impacto de mi cuerpo inmune con el suelo. Clark no tarda en acercarse y me levanta, cubre mi cuerpo con una bata blanca y me lleva entre sus brazos a su habitación.
Mientras el prepara la ducha yo espero sentada sobre su cama. Me baña como la primera vez, juntos y después me viste. Esta vez me acuesta sobre su cama, después aplica la pomada en las heridas; gracias a la pomada alivia el ardor en mi piel.
—Descansa. Iré a traerte algo de comer.
Sale de la habitación y unos minutos después regresa con una bandeja repleta de comida; un plato de fruta, cereal con leche, un poco de pasta y jugo de naranja.
—Come antes de que duermas.
No lo dudo y hago lo que dice, no quiero protestar o hablar con él, estoy enojada. Sé que fue mi culpa no cumplir con el reglamento, pero tampoco es para que me tratará de esa manera. Tengo conocimiento sobre del contrato que tenemos, pero nunca leí nada sobre los castigos.
Me acabo todo, él retira la bandeja, me acomodo en la cama para después ponerme las sábanas. Cierro mis ojos para dormir, pero su mano en mi cabello hace que abra los ojos.
—Tranquila, tu duerme —su actitud de ahora es más tranquila en comparación con la de ayer, eso quiere decir que no está enojado.
El poco tiempo que he estado con Jaxon nunca ha sido cariñoso conmigo, no de esta manera. No me niego a que me acaricie, en estos momentos estoy cansada. Con sus caricias en mi cabello me dejo vencer por el sueño.
No sé cuánto tiempo me dormí, pero me siento más tranquila, aunque aún me duela el cuerpo. Abro los ojos y en seguida me percato que es tarde. Me levanto de cama para salir a buscar a Jaxon; primero busco por los estrechos y grises pasillos por si lo veo, pero nada, luego voy a la lujosa cocina y tampoco, busco por todos lados y no lo encuentro, una empleada me ve y pregunta si necesito algo.
—En verdad nada... ¿Ha visto al señor Clark?
—Está en el jardín leyendo —me contesta amablemente.
—Gracias.
— ¿Quiere que le lleve comida? El señor Clark comerá afuera.
—Si por favor. Si no es mucha molestia —ella asiente con su cabeza.
La chica del servicio se aleja, continuo con mi camino en busca de Clark. Salgo de la casa, a unos cuantos metros lo encuentro sentado con una taza de café en su mano y en la otra con un libro de metafísica. Me acerco a él, me siento a su costado derecho, se percata de mi presencia y deja su libro para ponerme atención.
— ¿Estás mejor? —pregunta.
—Un poco —confieso, aun me duele el cuerpo.
—Es bueno de escuchar, porque te necesito con fuerzas para esta noche.
—Pero me duele el cuerpo —me quejo.
—Ese no es asunto mío, tú te lo buscaste.
De un momento a otro su actitud de preocupación pasó a ser a una arrogante, típico de él.
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LIBIDO +21
RomantikUna fecha importante, día de San Valentín, donde muchas parejas se declaran su amor. Pero, ¿cuál es el origen de esta celebración?... En pleno siglo XXI, la lupercalia se continúa festejando. Jaxon Clark, un reconocible diseñador catalogado como el...