Capítulo 27

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Levanto la falta del vestido deslizándolo hacia arriba despojándolo de mi cuerpo por completo. Ambos hombres se cautivan por mi piel canela, Jaxon sonríe al verme solo en tanga. Alexandre es un acertijo, sus azulados ojos no dejan de admirar lo que está viendo, eso me hace sentirme hermosa y segura de mí misma porque tengo ese poder de cautivar a un hombre y me veneré como soy, justo cómo lo está haciendo Alexandre al pasar con pesadez el trago de whisky.

—Da media vuelta —ordena mi amo.

Obedeciendo su orden, con sensualidad doy media vuelta y al quedar de espaldas recargo mi peso en mi pie derecho logrando levantar mi trasero y delinear la curva de mis caderas, giro mi cabeza para ver a los dos hombres cautivados.

Jaxon se muerde el labio inferior y al mismo tiempo Alexander lleva su mano hacia sus genitales, con morbo se aprieta el miembro por encima de la ropa; su acción hace remarcar la largura de su miembro cautivándome por el largo.

Él descaro de Alexander no se hace esperar, suelta su miembro y comienza a sobar su entrepierna mientras sus penetrantes ojos no dejan de mirarme. Clark se levanta dejando su bebida aún lado, se aproxima a mí, me agarra de las caderas, gira mi cuerpo para besarme con posesión; sus besos bajan por mi cuello haciendo que mi piel se erice de pies a cabeza.

El éxtasis del placer comienza a invadir mi cuerpo. Jaxon ve el deseo reflejado en mis ojos; extasiado, agarra el hilo de la tanga y la jala hacia arriba para hacer fricción con mi clítoris. El cuerpo me tiembla, aquella fricción me hace gruñir por instinto y más por escuchar los pequeños gruñidos provenientes de atrás de nosotros, es Alex.

—Nena... —me susurra en el oído.

Clark no termina su frase. Alexandre se acerca a nosotros, sus grandes manos toman mi cintura obligándome pegarme a su dura erección, sus dedos juegan con el borde de mi tanga y de un jalón la rompe. Levanta el trozo de tela y lo avienta a la pequeña mesa de cristal cayendo encima de la botella de whisky.

Sus labios impactan en mi espalda alterándome la respiración, su agarre en mi cintura es fuerte que no me deja mover, Jaxon se aleja un poco de mi sin dejar de masajear mis pechos. Los labios de Alexandre suben a mi cuello hasta llegar detrás de mí oreja, con su mano gira mi rostro para verlo. Sé que es lo que quiere, pero Jaxon gruñe y enseguida lo detiene.

—Sus labios no se tocan.

Jaxon es muy estricto con esa regla, lo ha mencionado dos veces. No permite que mis labios sean besados por otros. Alexandre lo mira, regreso su mirada a mí, miro mis labios y suelta mi barbilla.

—Es una lástima no sentirlos —comenta decepcionado.

Sonríe y se aleja de mí. Toma una postura recta e intimidante, me analiza cómo si pensará en algo.

—Ponte hincada sobre el sillón —ordena.

Me desconcierto por su petición, él me habla como si fuera de su propiedad. Confundida miro a Jaxon y nos entendemos, el asiente con la cabeza indicándome que debo obedecerlo.

Obedezco, mis pies se dirigen al sillón y me hinco en él. La posición me priva verlos, puedo escuchar el cómo se despojan de su ropa. En cuestión de segundos tengo a Jaxon enfrente de mí, detrás del respaldo del sillón y por las grandes manos sé que Alexandre está detrás de mí.

Su mano la posa en mi espalda y me empuja hacia al frente quedando mi cara justamente en la erección de mi novio y mi coño expuesto a su mejor amigo. Con voz ronca y cautivadora da inicio al juego.

—Adelante Alexandre. Disfrutemos esta noche con mi nena.

La ansiedad me invade al sentir la caliente respiración recorrer por mis muslos, las grandes manos me hacen separa más mis rodillas, de nuevo ubica su mano en mi espalda y me empuja más hacia abajo.

LIBIDO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora