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*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.

Gotham

El Caballero de la Noche miraba fijamente la figura frente a él que continuaba dándole la espalda, ninguno había hecho algún movimiento hasta que el portador del traje rojo se dejó caer de rodillas sobre el suelo agachando la cabeza en una postura derrotada, sorprendiendo al mayor en el acto.

Su naturaleza desconfiada lo invitaba a mantenerse escéptico ante lo que acababa de ver pero, contrario a su sentido común, el murciélago se sorprendió a si mismo acercándose hacia aquel que vestía ese familiar traje escarlata y colocarle una mano sobre el hombro derecho.

-Robin...- apenas terminó de decir su nombre, el aludido levantó la cabeza y levantó la mano derecha tomando la del mayor de manera leve.

Batman iba a decir algo más pero fue interrumpido por una súbita acción del chico frente a él. Este había cambiado su leve agarre por uno más fuerte para después levantar su otra mano y clavar una pequeña jeringa justo en medio de la mano del vigilante quien soltó un leve quejido y se alejó rápidamente para colocarse en posición defensiva.Su oponente hizo lo mismo y de inmediato se desató una batalla entre ellos.

A pesar de llevar puesta la capucha de su capa era evidente que no se trataba de Damian, sin embargo, a pesar de percatarse de esto los ataques del caballero de la noche eran bastante certeros y hasta cuidadosos. Puede que todo lo sucedido últimamente con su hijo lo estuviera afectando más de lo que estuviera dispuesto a admitir.

En un momento el impostor quiso escapar y empezó  balancearse por los edificios solo para ser nuevamente perseguido por el vigilante de ciudad Gótica hasta llegar al techo de un viejo coliseo abandonado donde el mayor pudo interceptarlo cuando el gancho retráctil del usurpador presentó un  fallo impidiéndole huir.

-Parece que tu suerte se acabó- murmuró acercándose al falso Robin con su imponente voz que infundía miedo en los criminales -Ahora será mejor que hables-

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Una hora antes...

Aprovechando la oscuridad de la noche y la certeza de que Batman se encontraba patrullando la ciudad, Damian Wayne entraba sigilosamente a la Baticueva, si pretendía empezar a buscar respuestas necesitaba recolectar toda la información disponible que pudiera obtener. Durante su estadía en la mansión no se le permitió acceder a los informes de la misión donde empezó todo, aunque ciertamente no había mucho que pudiera reconocer en su condición de ese entonces, y luego con lo de su recuperación de alguna manera todo ese asunto había pasado a segundo plano, hasta ahora.

No fue difícil infiltrarse en la guarida del Murciélago, la conocía perfectamente y sus medidas de seguridad no habían cambiado mucho desde la última vez que estuvo ahí.

-Vaya vaya, ¿dónde quedó tu creatividad, Batman?- murmuraba para si mismo mientras desconectaba los sistemas de vigilancia para ocultar su visita.

Ahora ya no portaba el traje de Robin, en su lugar llevaba ropas semejantes a las que usaba para entrenar en la liga de asesinos, como la que llevaba cuando llegó por primera vez con su padre, un conjunto de gris y negro con capucha y antifaz.

Tan pronto como ingresó se dirigió a la Baticomputadora, no sin antes dar un vistazo de manera inconsciente por el lugar, todo estaba exactamente igual a como lo recordaba. En las paredes reconoció una pequeña grieta que logró identificar, fue la que hizo con su espada mientras perseguía a Grayson por haber roto su dispositivo inhibidor, una casi imperceptible sonrisa apareció inconscientemente en su rostro.

Quizás... Un Regalo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora