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*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.

Torre de los titanes.

Damian se encontraba arreglando su maleta para el viaje, aunque de momento estaba casi vacía puesto que la mayoría de su ropa formal se encontraba en la mansión.

No pasó mucho tiempo hasta que terminó y decidió ir a la sala de control a buscar a su hermano, para su suerte ahí estaba, probablemente dejando todo listo para también ir a Gotham.

El actual Robin se adentró en la sala mientras hablaba.

-Padre me dijo que ya habló contigo-

-Hola little D, también me da gusto verte- le repondió el mayor con diversión en su voz.

- Y si, ya me dijo lo de su viaje a Amsterdam, por eso estoy dejando en orden todo por aquí -

- Sigo sin comprender porqué tengo que ir a ese viaje si nisiquiera es una misión- expresó su descontento el menor, cosa que Nightwing ya veía venir.

-Vamos principito, ¿acaso el gran Damian Wayne tienes miedo de convivir con otras personas?-

-Yo no le temo a nada, simplemente se me hace una total pérdida de tiempo, padre puede hacer negocios por su cuenta-

-Mmmm eso es verdad, pero al final del día eres su hijo y como tal, este es el tipo de cosas que debes hacer, además quien sabe, puede que te diviertas-

-Pasar una semana yendo a juntas ejecutivas no es mi idea de diversión Grayson-

-Puede que no, pero he oído que Amsterdam es una ciudad hermosa, creo que te gustará, no lo veas solo como una obligación, aprovecha y explora el lugar, conoce gente y haz amigos, bueno creo que lo último es pedir demasiado pero de todas formas nada pierdes intentándolo-

- Deja de decir tonterías, ese tipo de cosas me es indiferente-

-Claro, lo que tu digas- dijo Dick mientras terminaba de acomodar unas carpetas.

-Bueno ya terminé aquí, iré a ver a Kori  saldremos a las 6 rumbo a Gotham-

-Comprendo, entonces iré a entrenar un rato, nos vemos Grayson-

-Nos vemos Damian-

Dicho esto ambos se retiraron, Dick a buscar a su pareja y Robin rumbo a la sala de entrenamiento.

De camino allá pasó por la cocina y vió a su novia sirviéndose un té, iba a pasar de largo pero prefirió acercarse, pues desde la mañana se dió cuenta de que algo la inquietaba pero no estaba dispuesta a decírselo, podría preguntarle directamente  pero resuelve que lo mejor es darle su espacio y estar ahí para ella hasta que se sienta lista para decirlo, así funcionaban las cosas entre ellos, sin presiones ni arrebatos.

La amatista advirtió su presencia y le saludó con la mirada.

-¿Ya terminaste de arreglar tu maleta?-

-Así es, no me tomó mucho tiempo ya que la mayoría de la ropa que debo llevar está en la mansión-

-¿Te refieres a tu ropa de marca y trajes de diseñador a la medida?- soltó la hechicera con sarcasmo.

-Si crees que es demasiado tal vez  deba llevar solo mi ropa de entrenamiento- le siguió el juego.

-Eso no suena tal mal, tu ropa de entrenamiento te queda muy bien, seguro llamarás la atención-

-Toda mi vida he acostumbrado moverme entre las sombras, no es como si llamar la atención sea mi fuerte-

-¿Ah si? Entonces ¿por qué en  cada cita que tenemos siempre hay chicas que se te quedan mirando indiscretamente?

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