*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.
Amsterdam.
Damian Wayne se encontraba sentado en un puente junto al anciando que minutos antes había intentado suicidarse saltando de este.
Había estado escuchándolo por algunos minutos, lo suficiente para comprender el porqué de sus acciones y sentir cierta empatía por él y su situación.
Meditó unos segundos, no estaba seguro de como proseguir, pensó en algo que sonara como las palabras que diría Grayson, tal vez eso serviría.
-Yo no creo que ella hubiera querido que...- el mayor lo interrumpió.
-Por supuesto que no lo hubiera querido..- una pequeña sonrisa melancólica apareció nuevamente en su rostro.
- Si... es lo mismo que ella me decía cuando le mencionaba que el día en que se fuera yo la seguiría, siempre dijo que mientras tuviera algo que ofrecerle al mundo para hacerlo un lugar mejor, entonces encontraría la fuerza para seguir viviendo, es por eso que me hizo prometerle que no intentaría nada como esto, que a pesar del dolor continuara disfrutando de la vida porque... solo tenemos una...-
-Pero entonces... ¿por qué...?- dijo el petirrojo con una duda sincera, comprendía su dolor, pero también el honor de cumplir una promesa, sobre todo si es por la persona que amas.
-Por que es demasiado difícil jovencito... Elena me enseñó muchas cosas... pero no a vivir sin ella- puso ambas manos en su rostro.
-Eso lo puedo entender, pero una promesa sigue siendo una promesa, y como un hombre de honor... y en su memoria, debe cumplirla pase lo que pase- sus palabras fueron firmes y algo crudas, pero eran sinceras y el hombre a su lado lo comprendió, le miró con una mezcla de trsiteza y decisión.
-Tienes razón muchacho, no se que estuve a punto de hacer, yo... me siento muy solo-
El petirrojo fijó su vista al frente.
-Nadie está solo, y por lo que acaba de decir ella dejó un legado importante en este mundo para aquellos que la conocieron, y la mejor manera de recordarla... es continuando con su ejemplo-
-Ojalá fuera tan sencillo-
-Nadie dijo que fuera sencillo, ni siquiera es justo, pero la vida es así... hermosa y cruel a la vez,y no hay más opción que aceptar las cosas y tratar de seguir adelante, hasta el final, hasta las últimas consecuencias- giró su cabeza para mirarlo a través del antifaz.
-Dime, si tú te lanzas de este puente ¿quedará alguien en este mundo capaz de recordarla de la misma manera como lo harías tú?-
El anciano quitó ambas manos de su rostro y lo miró a la cara.
-Los únicos que podemos recordar a los muertos somos nosotros los vivos, y también somos los únicos capaces de darles sentido a sus recuerdos, a esa vida que terminó- se puso de pie.
-Por supuesto que es difícil, doloroso e injusto, pero es lo que hay que hacer... cueste lo que cueste- No estaba seguro de dónde habían salido esas palabras, esto de las charlas motivacionales era cosa de Grayson, tal vez si terminó aprendiendo algunas cosas de él.
Le tendió su mano para ayudarlo a levantarse y el hombre la tomó decidido, una vez se puso de pie le dió un abrazo al muchacho del antifaz.
-Muchas gracias hijo- Damian tardó un poco en reaccionar pero correspondió al gesto lo mejor que pudo, el contanco humano no era precisamente lo suyo.
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Quizás... Un Regalo
RomanceTal vez todo lo que pasó no fue un castigo, ni una maldición.... quizás solo fue... un regalo.