*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.
Hotel "Constanza"
-Oye niña, ¿qué tonterías dices?- habló Damian tratando de emular un tono burlesco, aunque por dentro todos sus sentidos se pusieron alerta y miraba de reojo cada cosa y persona a su alrededor, listo para atacar por si alguien intentaba algo raro.
La niña seguía mirandolo de manera inocente y estaba a punto de responderle cuando una voz masculina la llamó desde la entrada del salón.
-Cariño, ahí estás- era su padre quien caminaba hasta ellos.
El ojiverde miró al hombre acercarse y nuevamente fijó su vista en la pequeña que se acercó para susurrarle unas palabras.
-No te preocupes, sé que es un secreto, no diré nada-
Dicho esto corrió a los brazos de su padre bajo la mirada inquisitiva del hijo de Batman.
-¿Qué ocurre, cielo? ¿Por qué no estas en tu clase?-
-Mi maestro no llegó, mandó a decir que estaba enfermo-
-Ya veo, que mala suerte, enviaré a alguien a su habitación para ver si necesita algo, espero y se mejore pronto-
Luego de decir esto, reparó en la presencia del joven.
-Imaginé que ya estarías en tu habitación ¿ocurre algo, jovencito?-
Damian guardo silencio un momento, analizando al hombre que sostenía a la niña, ¿realmente era quién decía ser?, nada en su apariencia o lenguaje corporal le decían algo extraño.
Al parecer, tardó demasiado en responder.
-Oye ¿te sientes bien?- volvió a hablar el mayor ahora con un tono preocupado- Podría llamar a mi madre si te sientes mareado o algo-
-Estoy bien, señor, solo me preocupa el estado de mis pertenencias. Además, la pequeña....- respondió tan rápido como pudo pero se detuvo al tratar de recordar el nombre de la niña, aunque tampoco estaba seguro de haberlo escuchado en algun momento.
- Jeymi- completó la oración tan pronto se dió cuenta de lo que trataba de decir.
-Jeymi, me pidió que esperara aquí con ella hasta que usted o su esposa llegaran. Al parecer le teme a los truenos-
-¿Ella te pidió eso?- preguntó el mayor extrañado y algo desconfiado.
-Así es-
-¿Es cierto eso? ¿cariño?- ahora miraba a su pequeña hija.
-Si papá, es que no sabía cuando volverías- contestó tranquila.
-Ya veo- Su padre la miraba no muy convencido y luego volvió su vista al muchacho de ojos verdes.
-Que raro, en general ella es bastante tímida- murmuró para explicar su desconcierto- Pero bueno, por tus pertenencias no te preocupes, apenas pase la tormenta te llevaré a buscarlas-
En respuesta, el muchacho asintió y empezó a caminar hacia la salida.
-Estaré a la espera del momento, señor-
-Descanza- la voz que le respondió no era la del hombre, sino de su pequeña hija que continuaba en sus brazos.
El ahora ex Robin frenó en seco y volteó ligeramente su cabeza para mirarla, la sonrisa inocente que adornaba su cara se vió transformada en un gesto de cansancio seguido de un ligero bostezo.
-Sí, igual ustedes. Que tengan buena noche- murmuró en respuesta y se fué hasta su habitación.
-Que chico más extraño- murmuró el padre para si mismo y miró a su hija que, aunque animada, empezaba a mostrarse cansada.
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Quizás... Un Regalo
RomanceTal vez todo lo que pasó no fue un castigo, ni una maldición.... quizás solo fue... un regalo.