~35~

800 61 22
                                    

*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.

Hotel "Constanza"

-Oye niña, ¿qué tonterías dices?- habló Damian tratando de emular un tono burlesco, aunque por dentro todos sus sentidos se pusieron alerta y miraba de reojo cada cosa y persona a su alrededor, listo para atacar por si alguien intentaba algo raro.

La niña seguía mirandolo de manera inocente y estaba a punto de responderle cuando una voz masculina la llamó desde la entrada del salón.

-Cariño, ahí estás- era su padre quien caminaba hasta ellos.

El ojiverde miró al hombre acercarse y nuevamente fijó su vista en la pequeña que se acercó para susurrarle unas palabras.

-No te preocupes, sé que es un secreto, no diré nada-

Dicho esto corrió a los brazos de su padre bajo la mirada inquisitiva del hijo de Batman.

-¿Qué ocurre, cielo? ¿Por qué no estas en tu clase?-

-Mi maestro no llegó, mandó a decir que estaba enfermo-

-Ya veo, que mala suerte, enviaré a alguien a su habitación para ver si necesita algo, espero y se mejore pronto-

Luego de decir esto, reparó en la presencia del joven.

-Imaginé que ya estarías en tu habitación ¿ocurre algo, jovencito?-

Damian guardo silencio un momento, analizando al hombre que sostenía a la niña, ¿realmente era quién decía ser?, nada en su apariencia o lenguaje corporal le decían algo extraño.

Al parecer, tardó demasiado en responder.

-Oye ¿te sientes bien?- volvió a hablar el mayor ahora con un tono preocupado- Podría llamar a mi madre si te sientes mareado o algo-

-Estoy bien, señor, solo me preocupa el estado de mis pertenencias. Además, la pequeña....- respondió tan rápido como pudo pero se detuvo al tratar de recordar el nombre de la niña, aunque tampoco estaba seguro de haberlo escuchado en algun momento.

- Jeymi- completó la oración tan pronto se dió cuenta de lo que trataba de decir.

-Jeymi, me pidió que esperara aquí con ella hasta que usted o su esposa llegaran. Al parecer le teme a los truenos-

-¿Ella te pidió eso?- preguntó el mayor extrañado y algo desconfiado.

-Así es-

-¿Es cierto eso? ¿cariño?- ahora miraba a su pequeña hija.

-Si papá, es que no sabía cuando volverías- contestó tranquila.

-Ya veo- Su padre la miraba no muy convencido y luego volvió su vista al muchacho de ojos verdes.

-Que raro, en general ella es bastante tímida- murmuró para explicar su desconcierto- Pero bueno, por tus pertenencias no te preocupes, apenas pase la tormenta te llevaré a buscarlas-

En respuesta, el muchacho asintió y empezó a caminar hacia la salida.

-Estaré a la espera del momento, señor-

-Descanza- la voz que le respondió no era la del hombre, sino de su pequeña hija que continuaba en sus brazos.

El ahora ex Robin frenó en seco y volteó ligeramente su cabeza para mirarla, la sonrisa inocente que adornaba su cara se vió transformada en un gesto de cansancio seguido de un ligero bostezo.

-Sí, igual ustedes. Que tengan buena noche- murmuró en respuesta y se fué  hasta su habitación.

-Que chico más extraño- murmuró el padre para si mismo y miró a su hija que, aunque animada, empezaba a mostrarse cansada.

Quizás... Un Regalo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora