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*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.

Amsterdam.

Después de finalizar la llamada con Raven, Damian observó el teléfono por unos segundos hasta que finalmente lo lanzó al escritorio que tenía en frente, sin preocuparse realmente si sufriría algún daño.

No sabía muy bien que pensar, le creía, por supuesto que le creía, y confiaba en ella, la conocía lo suficiente para saber que nunca haría algo como engañarlo, pero por otro lado estaba ese idiota del clon, diga lo que diga su novia, se negaba a creer que ese bastardo no hubiera premeditado un acto así aprovechando su ausencia, su interés por la hechicera era demasiado evidente.

De cualquier manera, de momento no había nada que pudiera hacer salvo confiar en su pareja, aún así se dijo a si mismo que debía recordar tener a la mano un poco de Kriptonita cuando regresara a la torre, solo por siacaso.

Pasaron unos minutos cuando su padre de asomó en la habitación luego de haber hablado con Dick sobre la situación de Gotham.

-¿Cómo va todo en casa?- preguntó no muy interesado pues ya imaginaba la respuesta, a su parecer Grayson podía ser un incompetente la mayoría del tiempo pero fácilmente era lo suficientemente capaz  de hacerse cargo de la ciudad por unos días-

-Sin novedades relevantes- fue lo único que contesto mientras se acercaba a su hijo.

-Comprendo- el petirrojo desvió la mirada algo distraído.

-Damian- escuchó decir a su progenitor.

-¿Si, Padre?-

-No hemos hablado de lo que sucedió esta mañana... ¿está todo bien?-

Inmediatamente fijó su vista en el adulto, por un momento consideró contarle lo que había pasado y quizás, pedirle algún consejo, pero descartó la idea rápidamente.

-Claro que sí, ¿por qué no lo estaría?- sabía que sus palabras no lo convencerían pero de todas formas hizo el intento-

-Mira, no tienes que contarme si no lo deseas- empezó a decir Bruce anticipando la actitud de su hijo - pero si en algún momento necesitas algo, puedes decírmelo-

-Lo tendré en cuenta Padre- dijo el actual Robin más relajado, aunque no lo admitiera en voz alta le agradaba esta faceta de su padre.

-Muy bien, entonces vamos- se levantó el mayor de los Wayne y se dirigió a la puerta.

-¿A dónde?- se extrañó el chico.

-A que te relajes un poco- fue la respuesta de su padre quien lo miraba con una sonrisa satisfecha -Oh y quizás quieras llevar tu violín, tal vez lo necesites-

Damian alzó una ceja en señal de confusión pero su padre ya había salido de la habitación, se apresuró a alcanzarlo luego de tomar el instrumento antes mencionado, una vez estuvo al lado de Bruce le miró esperando una explicación.

-¿A dónde se supone que me llevas?-

-A ningún lugar en particular- llegaron a la puerta del hotel - Ven, caminemos un rato-

Fue lo último que dijo antes de que ambos hombres emprendieran un pequeño paseo por las calles de Amsterdam.

El ánimo del menor de los Wayne estaba lejos de ser bueno, sin embargo eso no le impidió perderse por momentos en la belleza de aquel lugar, los edificios, los canales, los colores, todo era tan... perfecto a sus ojos.

Determinó algunos lugares que posteriormente dibujaría, en cuanto tuviera la oportunidad.

Cuando estaban nuevamente en el centro de la ciudad se detuvieron a ver algunos músicos callejeros, obviamente dejándoles considerables propinas.

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