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*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una idea que se me ocurrió y quise escribirla por diversión.

Amsterdam.

El reloj ya casi daba las 8 de la noche, Damian terminaba de ajustar su ropa, había elegido un traje sencillo pero elegante, pantalón y saco negro y una camisa verde, sin corbata ni nada por el estilo, no deseaba llamar la atención.

Mientras que Bruce vestía casi igual que su hijo con la diferencia de que su camisa era blanca, una vez estuvieron listos salieron rumbo al cóctel.

Mientras bajaban por el asensor del hotel, el caballero de la noche quiso asegurarse de su hijo mantuviera un buen comportamiento.

-Recuerda Damian, las personas que estarán ahí son de las más influyentes del mundo-

-Lo comprendo Padre, no te preocupes, sabré comportarme- una sonrisa arrogante apareció en el rostro del joven.

-¿Ah si?- levantó una ceja mirándolo de reojo.

-Por supuesto, soy hijo de uno de los millonarios mujeriegos más conocidos del país y te he visto en este tipo de eventos varias veces ¿de verdad crees que me será difícil?- esta vez giró un poco su cabeza para mirar a su padre, quien algo sorprendido por su respuesta no hizo más que sonreír con algo de incredulidad.

-Muy bien, sorpréndeme entonces- quiso hacer una especie de reto amistoso.

-No tienes que decirlo, lo haré, tú por otra parte Padre deberías considerar mantener al margen tus habilidades de casanova, no quisiera tener que regresar solo hoy o peor aún, tener a una extraña en la habitación-

-Pero que...cuida tus palabras Damian- el menor rió al darse cuenta de que su intento de provicación había funcionado.

-Como ordenes Padre-

Luego de eso casi no cruzaron palabras hasta que llegaron al lugar de la reunión, era un establecimiento elegante aunque con un ligero toque rústico que hacía juego con el resto de la ciudad.

Damian se dió cuenta de que su padre no exageraba al decir que ahí estarían las personas más influyentes del mundo, pues no había pasado mucho tiempo desde que llegaron y ya había reconocido a varios dueños de empresas multinacionales, de todos los ámbitos que se le pudieran ocurrir; tecnología, cosméticos, moda, finanzas, agroindustrias  entre otros.

No se acercó a ninguno, para él lo mejor era pasar desapercibido y en el peor de los casos si alguien se le acercaba solo sería educado y utilizaría solo las palabras necesarias. Para su mala suerte, vió como una mujer de unos 30 años o menos, alta y esbelta, con cabellera negra y ojos avellana, se acercaba hacia donde estaban, probablemente interesada en establecer alguna conversación con su Padre.

-Buenas noches- dijo de forma coqueta.
-Mi nombre es Vanessa y ..¿tú eres?-

-Un gusto Vanessa, Bruce Wayne-

-Wayne.... he oído de ti- fijó su mirada en el muchacho que estaba a su lado.

-¿De verdad? Y... ¿puedo saber qué has escuchado?- Bruce le dijo en tono seductor.

-Si quieres saberlo, tal vez debas invitarme a tomar un trago-

Fijó su mirada en el muchacho que estaba a su lado.

-¿Y quién es este apuesto jovencito?-

El actual Robin le sonrió.

-Es un placer conocerla, mi nombre es Damian y soy su hijo- dijo refiriéndose a su padre.

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