Capítulo 13

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—¡Observa esto, humano! —tomé impulso y salí disparado, corriendo sobre las dos patas sin caer desde la sala hasta la cocina y hasta el corredor.

—Los vecinos del piso de abajo se quejarán —reprendió mi humano idiota—. ¿Y por qué no traes la ropa que te dí?

—La ropa es para tontos. —permanecí erguido dando ligeros saltos sobre la punta de aquellos pies humanos. 

Los ojos de Jungkook siguieron mis movimientos con demasiada precisión.

—Empiezo a acostumbrarme a este cuerpo. —dije y seguí corriendo por todo el departamento.

Ya habían pasado dos días y mi cuerpo gatuno aún no regresaba.

Jungkook se rehusaba a dejarme dormir en la cama junto a él, maldito. Decía que ahora yo era muy grande y el espacio en la cama era muy pequeño. 

Di un brinco antes de llegar a la sala y aterricé sobre la alfombra que Jungkook tenía decorando el pasillo y en donde yo solía tirarme a dormir. Aquella alfombra se deslizó por el suelo arrastrando mi cuerpo humano hasta llegar a la cocina donde me estampé contra el refrigerador.

Jungkook ni siquiera me prestó atención mientras yo me incorporaba y sacudía.

En esos días había aprendido a hacer muchas cosas y había descubierto que tenía más ventajas que antes. Por ejemplo, ahora podía tomar lo que quisiera de la nevera sin esperar a que Jungkook me alimentara.

Benditos dedos humanos. 

—TaeTae, ya me voy. —anunció mi humano con un gesto de preocupación.

—¿Te vas de nuevo? —caminé hacia él.

Jungkook siempre solía evitar mi mirada, quizás le molestaba mi nuevo rostro; no lo culpo, yo también lo odio. 

—Sabes que debo ir a trabajar. —suspiró.

—¿Para qué necesitan trabajar los humanos? Suena a algo que solo los idiotas harían.

—Es para pagar el departamento, la comida, la luz, el agua, la electricidad. Sin dinero no tendríamos tu salmón.

—En ese caso ya vete. —lo empujé hacia la puerta. 

Jungkook rodó los ojos y se giró a mí antes de salir. Lo vi contener la respiración, estábamos muy cerca. Me gustaba estar cerca de mi humano, pero eso es algo que él no debía saber.

—Ponte algo de ropa, por favor. —me pidió con voz muy baja.

—Me pondré ropa si me dejas dormir contigo esta noche. —me crucé de brazos.

¡Sí, así es! Ahora podía cruzarme de brazos y se sentía genial. 

Jungkook abrió mucho los ojos pero terminó aceptando.

Al fin podría volver a dormir junto a él.



•     •     •



—¿No crees que estás muy cerca?

Me removí entre las piernas de mi humano como solía hacerlo ondeando la cola en busca de una posición cómoda para dormir. —Antes no te importaba. —recargué la cabeza sobre su muslo izquierdo y lo sentí estremecerse.

Giré un par de veces más hasta terminar hecho bolita con la cola enroscada y las orejas alzadas.

—TaeTae, esto es incómodo para mí... Eres pesado.

Me giré de nuevo, ahora recargando la barbilla sobre su vientre. Él tragó saliva y se pasó la lengua por los labios. Estaba actuando raro de nuevo. 

—También es incómodo para mí usar esta cosa. —apunté a la ropa que llevaba puesta.

Moví la cabeza restregando la mejilla contra la piel del vientre de Jungkook, él era muy suavecito y cálido en esa parte.

De pronto algo empezó a molestarme en la garganta, algo duro. 

Fruncí el ceño y bajé la mirada, pero sus manos acunaron mi rostro humano rápidamente obligándome a volver la vista a él y a su rostro excesivamente rojo.

—¿Por qué esa cosa hace eso? —pregunté.

—¡¿Eh?! —jaló de mí desesperadamente hacia arriba hasta que me obligó a tirarme sobre su pecho.

Recargué la mejilla en esa parte escuchando los latidos de su corazón muy rápidos, y seguí observando aquello que empezaba a alzarse más y más entre las piernas de Jungkook. Me preguntaba si él tendría lo mismo que yo en esa parte. No lo pensé mucho cuando bajé la mano y lo tomé con fuerza, Jungkook gritó y me empujó lejos. 

—¡¿Qué haces?! 

—¡Está muy caliente! —me sorprendí— ¡Humano, creo que estás muriendo!

Brinqué sobre la cama mientras Jungkook se alejaba más y más rumbo al baño.

—¡Hay que hacer algo! —insistí— ¡Si mueres...! —contuve el aliento— ¡Piensa en el dinero! ¡Mi salmón!

Lo seguí mientras el idiota de mi humano murmuraba cosas raras como de costumbre.

—¡Esto es tan vergonzoso! —gritó finalmente— ¡Déjame, solo tengo mucha tensión acumulada! 

Una vez ya en el baño, se giró hacia mí y exclamó:

—¡La zoofilia no me va!

Y cerró la puerta con fuerza.

«¿Zoofilia? ¿Será algo que se come?»

Permanecí de pie frente a la puerta hasta que escuché agua cayendo del otro lado. Él seguía hablando cosas raras pero de pronto empezó a cantar como loco. 

Mi mano aún sentía la temperatura caliente de aquello, quizás solo tenía que usar su caja de agua y en realidad no estaba muriendo como yo creí.

—Zoofilia... —repetí— Suena como a fideos de soya.

Quizás si me comportaba y volvía a la cama a esperarlo podría probar un poco de esa zoofilia de la que Jungkook hablaba.









BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora