Capítulo 9

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Jungkook actuaba raro. Dormía poco, comía poco, lloraba mucho, y en ocasiones se olvidaba de alimentarme. No me importaba padecer hambre porque ya estaba acostumbrado a no comer durante días, pero sí me preocupaba mi humano y su extraño cambio. 

Ese estúpido humano llamado Yugyeom era el problema.

Él se abrazaba a sí mismo la mayor parte del tiempo y yo me sentaba cerca, pero no demasiado, viéndolo sufrir. En esos momentos me habría encantado tener brazos humanos para poder abrazarlo.

Alguien llamó a la puerta y Jungkook abrió sin ganas.

—Por Dios, Jungkook... —Seokjin ahogó un grito de sorpresa— No puedes seguir así. 

Pasó al interior, se detuvo, dio un vistazo en todas direcciones y volvió los ojos hasta Jungkook, quien aún iba en pijama, tenía los ojos algo rojos y los labios resecos.

—Jungkookie… —Seokjin suspiró y su mirada me encontró— ¡No puede ser! —caminó hacía mí, lo observé desde mi esquina a un lado del televisor y ondee la cola sin mucho ánimo— ¡No le has dado de comer al pulgoso! —sus ojos buscaron mi tazón— ¡Tampoco tiene agua! ¡Está muy flaco!

—¡¿Qué?! —Jungkook lo apartó y se acercó hacia mí, sus ojos se abrieron mucho.

Era cierto, hacía como cinco días que no me alimentaba, pero no me importaba, yo quería estar con él. Mi humano estaba sufriendo y yo quería permanecer a su lado aunque no lo ayudara demasiado. 

—Perdóname TaeTae… —su voz se quebró— Te abandoné mucho tiempo. —y empezó a llorar de nuevo, pero ahora me tomó y me abrazó.

Ronroneé contra su pecho y él empezó a temblar.

—Iré a comprar comida —anunció Seokjin—. Le traeré salmón al pulgoso.

«Sí, por favor».

Me gruñeron las tripas de solo imaginarlo. El humano Seokjin salió y nos dejó solos. Jungkook caminó conmigo en brazos hasta el sofá y se dejó caer.

Ambos esperamos el regreso de Seokjin muy quietos en la sala, tan solo observando un punto fijo a la nada. Jungkook suspiraba y movía las manos de vez en cuando, yo le dedicaba miradas largas analizando su expresión apesadumbrada.

Los humanos eran autodestructivos, me había dado cuenta de eso hace mucho tiempo. Eran egoístas algunas veces, mentirosos, les gustaba criticar a otros, se contradecían casi todo el tiempo, algunos eran soberbios. Los humanos tienen muchos defectos, lo sé porque los he observado desde lejos. Ellos siempre creen tener la razón y desprecian a las especies que creen inferiores. Sin duda sus defectos superan sus virtudes; mi humano no se quedaba atrás, pero, nadie, nadie tenía derecho a herirlo.

Los humanos son autodestructivos.

Pero para eso nos tienen a nosotros, para protegerlos y recordarles que siempre existirá un ser peludo de cuatro patas que los quiere.

Al menos Jungkook me tenía a mí.

—Yo te quiero.

Los ojos de mi humano empezaron a abrirse hasta llegar a un extremo en el que casi parecía doloroso lo mucho que sus párpados se extendían. Lo ví temblar ligeramente antes de girar muy lento en mi dirección, y entonces, jadeó.

Parecía asustado, pero yo no entendía qué era lo que tanto le asustaba, yo no sentía ninguna presencia; Seokjin aún no volvía. 

Jungkook parecía estar conteniendo la respiración y sus ojos navegaron de arriba abajo por mi cuerpo como si no me reconociera.

«¿Qué diablos le pasaba a este humano?»

Jungkook intentó hablar, pero en lugar de decir algo, un balbuceo salió de entre sus labios.

—Pfff, pareces un perro pulgoso tratando de gruñir...

«Espera, ¿y esa voz de dónde salió? ¿Y por qué había dicho lo que yo había pensado?»

Era extraño ya que solo estábamos Jungkook y yo.

—¿Ta-TaeTae? —preguntó con temor.

—¿Qué?

De nuevo esa voz, y entonces, Jungkook gritó.










BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora