Capítulo 31

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El calor solo aumentaba debajo de esa ropa humana.

—No muevas las orejas, TaeTae. —advirtió Jungkook ajustándome esa cosa que llamaba gorro y se aseguraba de que mi cola fuera bien oculta entre la ropa.

—Ya entren —nos llamó Seokjin quien ya estaba en la puerta—. Sigo insistiendo en que debimos llevarlo al doctor de humanos —resopló—. ¿Qué clase de Ookami Kodomo no Ame to Yuki coreano es este?

Jungkook me sujetó con fuerza y prácticamente me arrastró al interior de la clínica veterinaria que yo ya conocía tan bien.

—Siéntate aquí. —dijo y me empujó a las sillas.

Lo ví acercarse a Hoseok en la recepción y un escalofrío me recorrió cuando escuché un bajo gruñido. Giré hasta encontrarme con un perro pulgoso de ojos saltones y más flaco que yo en mis peores días viviendo en las calles. Una chiquilla lo mantenía en brazos. El pulgoso tenía un horrible collar rosado y una placa en forma de corazón. Era horrible por dónde lo viera.

Me tensé y le enseñé los dientes en un gesto de amenaza mientras me preparaba para soltarle un zarpazo.

—Te odia. —dijo la chiquilla.

—Y yo lo odio a él. —contesté.

—Es perrita.

—Peor aún.

La mocosa frunció el ceño y alzó la mirada hasta mi cabeza. —¡Mami! ¡Mami, ese tipo tiene orejas de gato! —apuntó a mi rostro. 

Me dispuse a brincar y arañarle la cara a la mocosa pero antes de lograrlo Jungkook llegó hasta a mí y me tomó del brazo para luego llevarme al consultorio del veterinario. Al entrar me encontré con otro pulgoso con un enorme cono de plástico en el cuello.

—¿Qué hacen? —el veterinario nos observó molesto— Tengo a un paciente, aquí. —apuntó al humano, dueño del perro apestoso.

—¡Esto es una emergencia, Yoongi! —gritó mi humano— ¡TaeTae está agonizando!

Los ojos del veterinario se giraron en mi dirección. —Oh, así que eres humano de nuevo. —suspiró decepcionado.

—Volvió a cambiar pero ahora dice que le duele la barriga y no tiene hambre —Jungkook siguió hablando con preocupación—. ¡Mi TaeTae siempre tiene hambre! Esto no es normal.

—Pero no pueden llegar a irrumpir de esta manera —insistió Yoongi—. Ve afuera y espera tu turno como los demás.

—¡Mi gato está muriendo!

—¡Yo lo veo perfectamente vivo y jodidamente atractivo igual que siempre!

Jungkook abrió la boca para reclamar pero fue interrumpido.

—¿De cuál se fumaron? —preguntó el humano que iba acompañando al pulgoso.

El veterinario pareció recordar su presencia. —Lo siento mucho, Hyungwon —dijo, y se puso en pie para acercarse a nosotros—. Ahora vuelvo.

Yoongi nos tomó a ambos por el brazo y nos jaló hasta salir del consultorio y llevarnos a otra habitación vacía.

—Joder, ¿por qué eres más alto que yo? —lo escuché quejarse mientras su mano apretaba un poco más mi brazo. 

Una vez que llegamos me obligó a sacarme la ropa que Jungkook me había obligado a usar para ocultar mis orejas y cola y empezó a revisarme.

—Tiene deshidratación —dijo el veterinario minutos después al revisarme la boca—. El dolor de estómago seguramente es por la falta de alimento, pero no tendrá ganas de comer nada debido a los mareos por la falta de líquidos.

—¿Entonces estará bien? —Jungkook suspiró aliviado.

—Dale suero y hazlo reposar las próximas ocho horas, luego intenta darle de comer algo ligero, que no sea sólido —el veterinario empezó a anotar en una hoja—. Una vez que haya comido algo dale este medicamento y que vuelva a reposar. —le entregó la hoja a mi humano.

Los ojos serios del veterinario me observaron por mucho tiempo hasta que finalmente volvió a hablar.

—¿Cómo fue que se transformó?  

—Ni idea, yo creí que estaba muriendo —respondió Jungkook—. Me asusté mucho. —hizo un gesto de tristeza al recordarlo.

Yoongi asintió y me dió la espalda para poder ver a mi humano de frente. —Me gustaría hacerle unos exámenes una vez que se haya recuperado.

«¿Eh?»









BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora