Capítulo 11

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—Esto es ridículo —el humano Seokjin mantenía la mirada fija en mí—. ¿Cómo voy a creer que este chico sexy es tu estúpido gato?

«¿Estúpido?»

—¡Pero es verdad! —Jungkook seguía moviéndose de un lado a otro por la sala— Estábamos esperándote, y de pronto...

—Jungkook, no tienes que mentirme —Seokjin suspiró—. Yo solo creí que estabas deprimido, nunca imaginé que estarías más bien... ocupado. —sonrió.

Mi estúpido humano se sonrojó... de nuevo.

«¿Dónde está mi salmón?»

—Oye —le hablé finalmente, haciendo que él se sobresaltara en el lugar—, alimentame. —ordené ondeando la cola. 

Jungkook abrió y cerró la boca mientras yo permanecía sentado en el suelo de la sala observando a los dos humanos. —T-Tú... de-deberías ponerte algo de ropa. 

—Estoy bien así.

—¡Pero nosotros no! —dijeron Jungkook y Seokjin al mismo tiempo.

—La ropa es para humanos como ustedes —refunfuñé—, yo nací así —me apunté al cuerpo, luego hice una mueca de disconformidad—. Bueno, no exactamente así... ¿Cuándo voy a recuperar mi pelaje?

—Suficiente —Seokjin se puso en pie—. Esta bromita de que el peludo ahora es humano se está saliendo de control, me voy a casa para que puedan seguir con lo suyo —tomó sus cosas y caminó a la puerta, pero se detuvo antes de salir y giró a ver a mi humano—. No sabía que te gustaban los juegos de rol en la cama. 

—Jungkook nunca juega en la cama —intervine—, dice que está prohibido jugar allí, a mí tampoco me deja.

Seokjin estuvo a punto de volver a hablar pero Jungkook fue más rápido, corrió y le cerró la puerta en la cara. Mi humano suspiró aliviado y me observó de nuevo.

—De acuerdo... —su voz sonaba temblorosa— Buscaré ropa que te quede.

—No quiero.

—Creo que la mía te irá bien. —me ignoró.

—No usaré nada de eso, a mí tu ropa solo me gusta para tirarme a dormir encima de ella. 

Jungkook ni siquiera me hizo caso, parecía atontado, más de lo normal. Desapareció en su habitación pero regresó casi de inmediato, se sentó en el suelo a mi lado y tomó una pieza de la ropa.

—Le-levanta las piernas. 

Mi cola ondeó en el aire, sus ojos siguieron el movimiento lentamente.

—Eso no entrará por aquí... —murmuró observando aquella prenda que él solía usar debajo de toda la demás ropa.

Se puso en pie de nuevo y regresó con unas cosas afiladas a las que llamaba tijeras, las cuales solía utilizar para recortar fotografías de humanos famosos que a él le gustaban. Tenía todo un libro lleno de recortes, y en ocasiones, solía pegar su propio rostro en algunos de ellos. Como ya había dicho antes, los humanos son raros. 

Lo ví cortar un pedazo redondo de la prenda ajustada. 

—¿Crees que entre por aquí? —me preguntó.

—No me meteré en eso. Me gusta estar así.

—No tendrás tu salmón si no obedeces.

«¡Estúpido humano, después de todo lo que hago por ti!»

Me sentía indignado, pero por otro lado... quería mi salmón.

Le di aquellas patas humanas que aún no sabía usar correctamente y Jungkook permaneció pasmado recorriéndome con la mirada de nuevo antes de meterme aquella incómoda prenda. Me ayudó a ponerme en pie y tomó mi cola sin previo aviso.

—¡¿Qué haces?! —reclamé.

Solté un siseo sintiendo cómo me manoseaba hasta lograr que mi cola entrara por el orificio que había abierto con las tijeras.

—Así está mejor —se felicitó a sí mismo—. Ahora esto… —se acercó con miedo observando mis orejas moverse antes de pasar una de esas sofocantes ropas por mi cabeza, luego me obligó a meter las patas delanteras que ahora eran en realidad brazos horribles— Perfecto.

—Esto es peor que usar collar.

—Intenta caminar.

Jungkook se puso frente a mí alzando los brazos mientras se alejaba unos pocos pasos para que yo lo siguiera. Observé sus pies y luego los míos, ¿qué tan difícil podía ser?

Imité los movimientos de mi humano y caí al suelo de nuevo.

Ahora entiendo por qué Jungkook se caía a cada rato; esas patas humanas eran todo un reto. 

—¿Estás bien?

—No —gruñí bajito—. Tráeme el salmón hasta acá, muévete.

—Estás siendo grosero.

—No me importa, siempre he sido así, solo que tú no me entendías antes.

Jungkook lo consideró. —¿Y si gateas?

—¿Cómo es eso?

Jungkook parecía incómodo cuando se puso al suelo y me mostró cómo se hacía. Era algo parecido a lo que yo solía hacer en cuatro patas, solo que usaba esas cosas llamadas rodillas en lugar de las patas humanas. Lo imité y esta vez fue sencillo caminar, aunque resultaba doloroso en la zona de las rodillas.

—Sube a la silla. —pidió mi humano idiota.

—¿Puedo brincar con este cuerpo extraño? —pregunté, pero antes de que él respondiera, yo ya había dado un salto intentando trepar a la mesa justo como solía hacerlo siempre. Por algún motivo la mesa no soportó mi peso y terminó volcada, y mi ahora cuerpo humano acabó en el suelo de nuevo— Odio esto.

—Será un día largo —Jungkook parecía cansado—. ¿Debería llamar a Yoongi?









BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora