Capítulo 74

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Ese día en la noche, volví a mi forma animal y no me sorprendió.

Jungkook se veía incómodo mientras acariciaba mi pelaje negro, y casi podía sentir su tristeza, pero a pesar de estar triste me era imposible cambiar de nuevo. Creo que mi vida como humano ya no era posible.

Ese día mi humano se distrajo hablando con Changkyun y Jooheon, y fue por ello que me pareció mucho más sencillo el momento en que me acerqué a la ventana abierta, brinqué al árbol frente a nuestro departamento y bajé hasta el suelo. 

Me detuve tan solo un instante y observé la ventana desde ahí abajo, deseando en secreto que Jungkook me detuviera, pero solo podía escuchar el sonido de las voces de los humanos. Sin perder más el tiempo, di la vuelta y me marché.

Caminé siguiendo el camino que había memorizado y me detuve en la clínica del veterinario. Busqué la manera de llegar hasta la tercera ventana a la izquierda y brinque hasta poder ver a través de ella. El pequeño bultito peludo que formaba NingNing en su jaulita permanecía hecho bolita en una esquina. Golpeé el cristal de la ventana con mis garras, ella movió las orejas y alzó un poco su cabecita peluda, su nariz rosita se movió y me observó.

«Cuídate», dije con la mirada y ella pareció asentir, lucía mucho más recuperada, e incluso pudo levantarse un poco para verme. «Será la última vez que nos veamos, cuida a Seokjin por mí».

Ella no podía escucharme pero algo me dijo que lo comprendía.

Me despedí y bajé de la ventana caminando lentamente hacia el camino que igual me había memorizado. Me detuve junto a aquella casa que recordaba y entré por la rampilla para mascotas en la puerta trasera. Por dentro todo era silencioso. Me moví siguiendo el aroma dulce que recordaba.

Recostado sobre un cómodo cojin, se encontraba Jungmin. Sus ojos notaron mi presencia de inmediato. Él también se veía mucho mejor que el día anterior, aunque un poco flaco y agotado.

«Vengo a despedirme», le dije ondeando la cola.

«Odio las despedidas», me respondió con un bajo ronroneo.

«Yo igual».

Él no volvió a hablar y yo tampoco lo hice. Lo acompañé unos pocos minutos y finalmente empecé mi recorrido hacia la salida.

«¿Crees que yo también deba dejarlo?», preguntó antes de que me alejara más. «¿Crees que deba dejar a Changwook? Creo que lo he decepcionado».

No respondí de inmediato porque a final de cuentas yo jamás sabría lo que era mejor para él.

«Si decides irte, ven a buscarme entre los basureros, podemos estar juntos».

Él ronroneó en acuerdo y me despedí, caminando hasta la rampilla de mascotas, escuchando los pasos del humano Junhui acercándose. Salí antes de que me viera y caminé en otra dirección.

Llegué a la casa de aquella mujer pasita que tenía montones de gatos y fui siguiendo el aroma del pulgoso al que conocía. Su casa estaba cerca de hecho, y ni siquiera tuve que acercarme demasiado. Minhyuk me olfateó de inmediato y salió de la casa corriendo a buscarme.

—¡TaeTae, cambiaste! —exclamó brincando hasta ponerse de cuclillas frente a mí, moviendo su hiperactiva cola— ¡Yo sigo igual! —se señaló a sí mismo.

Maullé para callarlo y él debió notar algo en mi mirada gatuna porque de inmediato bajó las orejas y metió el rabo entre las patas.

—¿Qué pasó? —musitó.

«Me voy, pulgoso».

—No... —dijo y sus ojos se llenaron de lágrimas— Pero si apenas te conocí.

No tenía tiempo para darle explicaciones, pero antes de siquiera poder decir cualquier cosa, Minhyuk me tomó en brazos y me acunó contra su pecho. Fue brusco el muy idiota pero me dejé aplastar un poco mientras lo sentía lloriquear. Cuando finalmente me soltó simplemente asintió y volvió a entrar corriendo a la casa de donde había salido.

«También te voy a extrañar».

Decidí que despedirme del chico rata no era necesario aunque sí me sentía un poco mal por dejarlo así. Pero sabía que estaría bien, o al menos eso esperaba mientras caminaba hacia el lugar que siempre me había correspondido: los basureros. Volvería a andar entre callejones malolientes, con humanos agresivos, perros sarnosos, otros gatos territoriales y buscaría comida podrida. Todo volvería a ser como antes. Planeaba empezar donde había quedado y olvidar siquiera que alguna vez llegué a tener un nombre.

Solo deseaba que Jungkook se olvidara de mí también. No quería que se preguntara dónde estaba o cómo estaba. Quería que se concentrara en vivir y ser muy, muy, feliz.

Más que nadie. 










BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora