Capítulo 71

555 84 3
                                    

—Qué horror, me están saliendo arrugas —Seokjin observaba su reflejo en el espejo aquella mañana—. Ni veinte kilos de mascarilla me arreglará esto.

Era horrible la cantidad de horas de sueño de belleza que había perdido desde que NingNing había regresado a ser una dulce y tierna conejita tan abruptamente. Incluso para él era sorprendente lo mucho que había llegado a encariñarse con la chica en tan poco tiempo. No mentiría, NingNing tenía un toque adorable que la volvía única y era fácil caer rendido ante su inocencia.

En pocas palabras, Seokjin la quería, simplemente era como la hermanita que no sabía que quería hasta que la tuvo. Podía vestirla como quisiera, podía contarle sus secretos, sus crisis gays existenciales, sus delirios y fantasías sin que lo juzgara de loco. La mejor parte es que ella le ponía lo divertido a todo.

—Y ahora solo te tengo a ti, Omelet —resopló observando a su perro recostado en el sofá roncando como siempre, ignorando todo lo que pasaba con él—. ¿No se supone que los perros son los mejores amigos del hombre?

Un ronquido fue su única respuesta.

Seokjin se arregló lo mejor que pudo y salió de casa con el espíritu renovado, caminando hacia el edificio de Jungkook. Su amigo sin duda lucía peor que él esos días; ojeras horrorosas, cutis maltratado, cabello desaliñado. Jungkook parecía solo el fantasma de lo que había sido en el pasado. No tenía idea de lo que ocurría pero algo le decía que tenía que ver con TaeTae y su pene enorme.

Subió la primera escalera rápidamente pero se detuvo cuando estuvo a punto de chocar contra otra persona. Alzó la mirada y un par de hoyuelos lo saludaron del otro lado, un par de hoyuelos muy parecidos a los de cierta persona.

«Ya deja de pensar en él, Seokjin».

Agitó la cabeza intentando sacar el pensamiento y arqueó una ceja inquisidora. —Vaya, tú de nuevo, señor "porno en dibujo".

—En realidad no lo considero porno sino arte más bien —corrigió Namjoon—. Y, de hecho, vivo en este edificio así que es normal aparecer por aquí, eres tú quien ya debería mudarse, vienes todos los días. Tengo espacio en mi departamento por cierto.

—¿Tienes habitación libre? —Seokjin se cruzó de brazos.

—¿Habitación? Tú no necesitas eso, con mi cama será suficiente.

De nuevo coqueteaban, y por alguna extraña razón se sentía bien. Seokjin había olvidado lo que se sentía sentir atracción por otro hombre y lo divertido que era coquetear. Durante años solo se había dedicado a una persona, la cual era claro jamás había querido estar con él.

Aclarando su garganta, alejó la sensación amarga y sonrió. —¿Quieres mostrarme esa cama ahora mismo? —preguntó pasando su mano por el pecho de Namjoon. 

—¿Hablas en serio?

—Hace mucho tiempo que no duermo con nadie... Me siento muy solo.

Namjoon alzó las cejas con asombro.

Seokjin tenía sentimientos encontrados mientras se acercaba acorralando a Namjoon contra la pared.

—Emm... No soy pasivo. —dijo el más alto rápidamente.

—¿Acaso me ves con cara de dominante? —Seokjin esbozó una sonrisa—. Puedes hacerme lo que quieras, pero que sea ahora.

Namjoon soltó una risita burlona y nerviosa cuando pasó los dedos por entre la melena castaña de Seokjin, y, finalmente, lo atrajo para depositar un beso en sus gruesos y tentadores labios.

Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Seokjin, algo que no había sentido en mucho tiempo.

Ladeó la cabeza para profundizar el beso, abriendo los labios para tomar la lengua ajena, chupar, lamer. Namjoon no era amable, era dominante y exigente pero no importaba, en ese momento lo necesitaba. Lo besó como si se le fuera la vida en ello, sintiendo que sus labios se acoplaban cada vez mejor, sintiendo que no podía parar y su respiración se perdía lentamente.

—No... —se escuchó una voz débil y baja murmurando muy cerca.

Seokjin frunció el ceño creyendo que era Namjoon pero sonaba demasiado aguda.

—Ya basta... —volvió a decir ese alguien.

De pronto pensó que sería su consciencia pero lo dudaba, así que abrió los ojos, separándose lentamente de los labios suaves que lo recibían, y giró hacia la fuente de aquella voz.

Jimin los observaba con ojos vidriosos, labios temblorosos y gesto enfadado, pero parecía más bien un bebé haciendo berrinche. A su lado se encontraba Yoongi, más pálido de lo que ya de por sí era, con la boca desencajada y una expresión de asombro tan única que casi parecía graciosa.

Seokjin rió de puro nerviosismo.

—¡Jimin, no es lo que...! —Namjoon se detuvo a sí mismo de continuar— De acuerdo, sí es lo que parece, pero...

El nombrado lanzó su mirada furibunda de Namjoon hacia Seokjin, observándolo con una mezcla entre odio y dolor.

—¡No vuelvas a acercarte a él! —amenazó apuntándole con su dedito pequeño y rechoncho.

—¿Acaso es tu novio? —Seokjin le preguntó; no estaba de humor como para andar soportando ese tipo de escenitas.

—¡No te atrevas! —insistió Jimin, su voz era temblorosa esta vez— ¡Tú solo lo lastimas!

Seokjin frunció el ceño antes de reparar en que Jimin no se refería a Namjoon, sino a Yoongi.

El veterinario desvió la mirada hacia las manos entrelazadas de los otros dos sintiendo algo pesado y amargo caer sobre su estómago.

—Vamos, Jiminie —pidió tomándolo del antebrazo—, tenemos que seguir investigando.

El más bajito tardó en corresponder mientras lanzaba una mirada dolida a Namjoon.

—Arruinaste el NamMin. —lo acusó.

—¡Tú fuiste el primero en arruinarlo! —Namjoon respondió.










BLACK CAT. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora