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No sabía como sentirme después de lo que Edward dijo, no era la respuesta que esperaba. En realidad no esperaba ninguna respuesta pero el la dio sin pedirla. Solo podía ver al suelo con pena y sin palabras que salieran de mi boca.

-Sé que no esperabas saberlo, ni siquiera quería contártelo, no aún.- Dijo Edward viéndome sin parar, no sé si lo hacía para hacerme sentir bien o solo juzgarme pero cualquiera de las dos podría aceptarlas.

-Yo no quería que sonará así...-¿Qué podía decir mejor que eso? No había excusa para deslindarme de lo grosera que fui aunque no era necesario que él me recordara que estoy de sobra aquí. Caminamos hasta la banca de la entrada de la casa a paso lento.

-Tara, tienes que tener control sobre tus emociones, no lo digo por lo que me dijiste hace unos momentos que en realidad no duele pero sientes una punzada en el pecho, a lo que voy, no puedes seguir torturándote de esta manera, eres joven, inteligente, astuta, muy guapa y de corazón enorme. ¿Entiendes el punto?-Pregunta finalmente haciendo que caiga a donde mismo, la misma pregunta que me ha atormentado este tiempo, ¿Por qué sigo aquí?, no me refería a una frase suicida, me refería a aquí, esta situación que lo arruina todo.

-Lo entiendo.- Es lo mejor que pude decir, no había más que decir.

-Si lo entiendes entonces, ¿Qué es lo que te tiene aquí? Estás torturándote, Tara, no hay nada que valga realmente la pena de su relación y si no me crees hasta esta pregunta, ¿Por qué no te pidió disculpas en vez de solo ignorar como te sientes?, piénsalo y lo hablamos si así lo deseas.- Se quedó sentado junto a mi, no se movió, estaba dándome apoyo a su manera supongo.

El tiempo pasaba y ninguno de los dos decía nada pero tampoco salió alguien a buscarnos, era como si no estuviésemos y en realidad estábamos pero no importábamos lo suficiente como para que alguien se preocupara en buscarnos. La noche se hacía más profunda y el frío más fuerte, unos pasitos sonaban sobre la loza que adornaba la entrada de la casa.

-Tía, ¿Dónde te escondiste?- Alice se me acercó corriendo y la cargué en mis brazos para darle calor.

-Vinimos a ver a Santa, ¿Quieres acompañarnos?-Pregunté quitándole el cabello que le estorbaba en la cara.

-¡Sí! Yo quiero estar con ustedes.- Me abrazó y se quedó en mi pecho con la vista hacia el cielo y Edward sacó su celular y tomó una foto del momento tan lindo que me trajo a la vida una vez más.

Estuvimos aquí por al menos media hora, el frío era demasiado y tuvimos que entrar a la residencia. Dejé a Alice con Edward en lo que me despedía de mi familia porque no quería seguir aquí.

-Mamá, Edward y yo ya nos vamos, no se siente bien y quiero asegurarme que llegue bien a su casa.- Comenté despidiéndome con un abrazo y después caminé hacia mi padre y le comenté lo mismo, parecía que se conocía de antes con Edward porque se despidió de él y platicaron al rededor de 15 minutos entre risas. Al menos agradezco que mis padres me tienen la suficiente confianza como para poder tomar las riendas de mi vida.

-Tía, ¿Yo voy a ir contigo?- Preguntó Alice jalando mi vestido.

-Amor, tu te debes quedar porque los regalos están esperándote.- Mencioné con cierta emoción por ella, era mi parte favorita de la navidad.

-Entonces quédate conmigo un ratito, ¿Sí?, por favor.- Dijo haciendo una cara particularmente tierna y no pude negarme, qué mas daba quedarme una hora más.

Estuvimos gran parte de nuestro tiempo echándonos miradas Chase y yo, era tan detestable su simple presencia que cada que podía me alejaba un poco más de él. Por fin la tan esperada hora llegó y Alice se abalanzó sobre los regalos haciendo que un gran peso cayera de mi cuerpo sabiendo que pronto podría irme a cualquier lugar.

Alice habría regalo tras regalo sin que su sonrisa se borrara mientras la mía solo se soportaba porque Edward tenía su brazo sobre mi hombro haciéndome sentir un poco más cómoda. Justo llegó el regalo que yo compré para Alice, eran todas las muñecas que ella había querido pero se agotaron antes de que su madre pudiera comprarlas y a mi me favoreció que Kate tuviera una prima que trabajara en el almacén de una tienda departamental bastante reconocida.

Mi pequeña corrió hacia mi y me dio las gracias invitándome a su casa para poder jugar.

-¿Quieres ir a mi casa a jugar conmigo mañana?- Comentó mientras yo la alzaba en mis brazos.

-No creo que mañana pueda ir pero qué te parece si voy antes de que regreses al kínder- Lancé mi respuesta al aire.

-yo puedo ir mañana a jugar contigo junto con Chase.- Rápidamente mi mirada viajó hasta la esquina del salón donde se encontraban aquella pareja a la que más rencor le podía guardar.

-No, a ti no te quiero prestar nada y tampoco a Chase.- Alice habló más rápido de lo que pensó y todos estábamos tan sorprendidos como Clarise quien solo sonrió falsamente y caminó hacia la cocina.

Después de esta incómoda escena no podía estar un minuto más en esta casa llena de personas que no me estaban haciendo feliz así que jalé discretamente el saco de Edward para indicarle que ya partiéramos de ahí.

Pudimos despedirnos tranquilamente con la excusa de que yo volvería a Nueva York con Luke y nadie sospechó de esta acción. Claramente no iría con Luke, ni siquiera me habló para felicitarme.

Edward estaba hablando con mi padre y pronto caminamos hacia la salida juntos y nos subimos a su coche con marcha hacia mi casa.

-¿Tienes maletas hechas u ocupas ayuda?- Cuestionó mientras le indicaba el camino hacia mi casa.

-Solo necesito agregar un poco más de ropa, ¿Podrías decirme a donde vamos?- Pregunté para saber qué tipo de ropa necesitaba poner en la maleta.

-Es un clima frío, lleva muchos abrigos y botines.- Contestó aumentando la calefacción del auto, el frío atravesaba el aluminio y por supuesto los cristales.

-Lamento lo de...tu ex pareja, no debí decirlo.- Mi voz no estaba totalmente quebrada, solo estaba un poco apagada por no saber como pedir disculpas.

-No pasa nada, sucedió hace varios años y es una herida que ya sanó.- Habló con tanta naturalidad que hizo que no sintiera remordimiento por haber dicho lo que ya sabemos.- Fue un accidente de auto... ella conducía hacia la oficina y yo la estaba llamando para avisarle que la reunión había sido cancelada y que no necesitaba llegar tan temprano al edificio.- Su voz seguía tan dura como siempre, no se quebraba ni bajaba el volumen.- Un tráiler venía de su lado izquierdo y ella no lo vio, no vio por estar al pendiente de mi llamada. Siempre me hice sentir que yo tenía la culpa de su muerte pero con las terapias logré entender que no fue mi culpa, no es nuestra culpa las cosas que son planeadas por el destino. Quizá podemos prolongarlas, alargarlas o evitarlas a toda costa pero tarde o temprano estaba por venir. Hubiese querido pasar el resto de mi vida con ella pero me la arrebataron y en su lecho de muerte solo pudo decirme "si yo realmente fui tu alma gemela, por favor encuentra a alguien que pueda ser el amor de tu vida" en su momento no supe que significaba, después comprendí que ella fue mi todo y siempre lo sería pero al irse yo tendría que seguir adelante, esa frase solo pudo decirme que encontrara a alguien con quien conectara como con ella pero que la cuidara por el resto de mis días. Probablemente no entiendas por qué te lo digo pero te voy a ahorrar la meditación. Imagina que esa frase te la dijo Chase cuando terminaron.- Dijo la ultima palabra y estacionó su coche frente a mi casa y me hizo una seña para bajar del auto.

Estaba totalmente seca.

¿Seremos Una Historia Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora