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Han pasado algunos días desde que le dije a mamá que le contestaría a mi padre, no es que me agrade hacerlo, tampoco es como que me hiciera falta en la vida, no soy quien para decirlo pero mi mamá me supo criar bastante bien.


-Hola hija, cómo has estado?

-Hola, bien, y tú?

-Me alegro mucho, yo estoy bien, quisiera que pudiéramos platicar en algún lugar, ¿te parece si te recojo cuando salgas de la escuela y vamos a comer?

-¿Cuándo?

-Podría ser el siguiente viernes, sé que tu madre trabaja todo su turno ese día y quise ver si podríamos pasar algún tiempo juntos, y que no estés sola ese día.

-Está bien, supongo que ya sabes a qué hora salgo.

-Sí, entonces nos vemos el viernes, cuídate.

-Está bien, cuídate también.

-Te quiero hija.

Dejé ese último mensaje solo como visto, volví a silenciar ese chat y dejé mi celular encima del mueble frente a mí, tenía libros apilados con la intención de terminarlos, pero no quería comenzar con su fin después de amargamente comunicarme con mi padre, solía dejar mensajes de buenos días deseándome una buena semana o preguntándome si necesitaba algo. No me gustaba salir con mi padre, siempre se ponía un ambiente tenso, sé que eso en gran parte es por mi culpa, pero no puedo evitar el querer escapar de ahí, simplemente no logro olvidar las razones por las que su presencia no me es grata.


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Caminaba por los pasillos de la escuela tratando de buscar una respuesta coherente a mi interrogante del momento, ¿Por qué debo cursar materias que no me servirán de nada? Nunca fui de las mejores estudiantes y no es un justificante, pero tener tantas materias a veces no tiene sentido, todo esto viene a mi mente gracias a la gran flojera que inunda mi ser, y debido a los recientes problemas para dormir que me mantienen cansada por cierta parte del día.

Scar caminaba a mi lado, estaba cansada, pues había conseguido un nuevo empleo en otro lugar, solo que la noche anterior se quedó haciendo partes del proyecto que se debían entregar como avance, digamos que simplemente no fue un gran día para ninguna.


-Ahí viene el innombrable, hay que hacer como que llevamos prisa para que no nos detenga.

-Buena idea.


Apresuramos el paso para llegar a nuestro próximo destino, la siguiente clase que seguramente iniciaría en al menos diez minutos más; al momento de pasar a un lado del profesor, nos ignoró completamente, no nos dirigió la mirada y menos un saludo.


-Ok, eso no fue lo que normalmente haría, ¿Será que ya no piensa de esa manera?

-No lo sé, supongo que se dio cuenta de que lo que hace está mal y ya no lo volverá a hacer.

-No deberías ser tan confiada, eso solo fue ahorita, que pudo ser mera coincidencia y no habernos visto de verdad, debes estar alerta.

-Claro, tampoco es como que confiaré en el incluso si se llegara a disculpar por ser tan aterrador.

-Ahora que lo pienso, ¿No tenía a su esposa embarazada? 

-Sí, pero no estoy segura de cuando es que el o la bebé nacía, el nunca me lo llegó a comentar pero llegué a ver a su esposa con su pancita.

-Bueno, es que una amiga de otro grupo, que por cierto le encantaría recibir atención del profesor, me comentó que les mostró a ella y a otros más fotos de él y su esposa, y les comentó sobre que tendrían pronto un bebé.

-Cuando llegamos a hacer plática no suele mencionar mucho de ese tema.

-Ahora que lo dices, creo que nunca lo escuché mencionar que siquiera estuviera casado.

-Supongo que eso no tiene nada que ver, tal vez solo estamos sobre pensando todo esto, por lo que ya ha pasado.

-Tal vez tengas razón, hay que estar alertas de cualquier manera.


Después de eso seguimos platicando sobre como era su nuevo trabajo y como había una compañera de ahí que era realmente linda, tanto en personalidad como de rostro, eso y demás cosas sobre su nuevo trabajo que eran interesantes.






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La Perdición En Mí MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora