—Vamos, Lena, hay que salir de aquí, te ayudaré.
Él la guio hasta la ventana y la ayudó a salir. Lena entrecerró los ojos por la luz de afuera y se dejó guiar ciegamente por el chico, en cuestión de segundos escuchó la puerta del coche cerrarse y ella comenzó a sollozar nuevamente, era increíble lo lejos que había llegado.
Matt regresó a la habitación de Lena, en busca de alguna receta médica, sabía que esa clase de medicamentos no se los venderían tan fácil, buscó entre los cajones de su mesita de noche y sonrió victorioso cuando la encontró en el peinador, regresó de inmediato y prendió el coche.
Lena puso una mueca de dolor cuando se lastimó sus heridas, para después llevarse las manos a la cabeza, las voces no se callaban y ella lo único que necesitaba en ese momento era un minuto de paz.
—¿Qué sucede, Lena? —Le pregunta Matt, quería estar al pendiente de lo que estuviera a punto de suceder y evitar una futura tragedia.
—No se callan.
—¿Quienes?
—Las voces.
Matt se tensó, tenía que darse prisa y arreglar a Lena lo más pronto posible. Paró en la primera farmacia que vio y bajó de inmediato, ni siquiera le importó si estaba bien estacionado, solo tenía una cosa en mente.
La chica de la farmacia le sonrió y él puso la receta médica con fuerza en el mostrador, la chica entendió lo que quería y tomó lo receta. La chica lo miró una vez más y Matt apretó los labios, ¿por qué tardaba tanto?
—Lo siento, no puedo darte este medicamento, necesita venir un mayor de edad contigo.
—Tengo dieciocho.
—La edad adecuada es veintiuno.
El castaño hizo puños sus manos sobre el mostrador y miró con un odio tremendo a la chica. Ella retrocedió un poco, al sentirse amenazada.
—Escúchame bien, en este momento, hay un chica en mi coche que las necesita, está enloqueciendo y sangra demasiado.
—Lo siento, no puedo...
La chica no termimó, ya que Matt se metió detrás del mostrador y la tomó del cuello. Ella soltó un grito y él comenzó a arrástrarla hasta su coche.
No le importó como las personas en la calle los miraban, solo quería ese medicamento y se iría. Pegó la cara de la chica en la ventana del lado de su acompañante. Ella miró a Lena aterrada e intentó separarse de la ventana.
—¿La ves? ¿También serás partícipe de su dolor?
Matt la aleja de la ventana y la arrastra de vuelta a la farmacia, la suelta dándole un empujón y la chica de inmediato se va a los estantes de los medicamentos, aparte de que el castaño la asustaba, ver a Lena en ese estado la alertó. Puso el frasco de pastillas y Matt lo tomó.
—También quiero una botella de agua.
La chica asintió y le dio lo que pidió. Matt pagó y salió de la farmacia con una sonrisa y un amable "gracias".
Regresó al coche y de inmediato, tomó una de las pastillas.
—Oye, Lena, necesito que me mires —Ella escuchó la voz del chico en la lejanía y volteó a verlo, se miraba distorsionado. Matt tomó una de sus manos y puso la pastilla en ella. —Tomate esto, anda.
Ella obedeció y se llevó la pastilla a la boca. Él le entregó el agua y Lena bebió hasta que casi se terminó la botella, estaba demasiado sedienta.
Matt tomó aire, un poco más tranquilo, ahora, lo único que tenía que hacer era esperar a que el medicamento hiciera efecto. Arrancó, la llevaría hasta su casa y la tendría ahí hasta que ella estuviera bien y le explicara que demonios le había pasado.
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Mental Decadencia
Teen FictionLena solía odiar todo aquello que tenía en la vida; su casa, la escuela, el pueblo, pero sobre todo a ella misma. Boulder Colorado no le brindaba la seguridad que ella necesitaba, sólo había una razón por la cual ella seguía andando y esa razón llev...