Lena suspiró cuando entró al colegio, ese día estaba haciendo mucho frío, el señor del clima, había fallado otra vez. Se había puesto los guantes que Matt le había regalado y eso evitó que sus manos se enfriaran del todo. No fue a su casillero y se fue directamente a deportes.
Se encontró a Matt en la tercera clase y sintió el habitual cosquilleo en su estómago. Pero lo perdió de vista cuando se llegó el almuerzo. Caminó por los pasillos casi desiertos y abrió su casillero, tomando un libro más.
—Hola, zorra.
Lena cerró los ojos cuando escuchó la voz de Gina, y cerró el casillero. Pegó el libro a su pecho y espero a que soltara su veneno.
—¿En qué puedo ayudarte?
—Supongo que ya te enteraste de que cambiaré de colegio. La verdad es que me harte de estar rodeada de bichos raros como tú.
—Qué bueno, te felicito.
Y Lena intentó irse, pero Gina la detuvo y la empujo con mucha fuerza. La chica fue lanzada hacia los casilleros y su espalda topó con el seguro de su casillero, lastimándose la espalda y sofocándose un poco.
Lena soltó un gemido de dolor y Gina la acorraló.
—Me las pagaras, Lena Holden.
Gina le sonrió y se alejó. Ella se quedó recargada en los casilleros en una pose extraña, tratando de recuperar el aire e ignorando el golpe en su espalda.
—Lena, ¿estás bien?
Sam se acercó y trató de ayudarla, pero Lena lo detuvo y Sam se alejó. Lena llenó sus pulmones de aire y levantó la cabeza.
—Sí, estoy bien.
—¿Estás segura? No luces muy bien.
—Ya te dije que estoy bien, Sam. Déjame tranquila.
Sam asintió y aceptó la respuesta de Lena, ella no quería que él la ayudara. Así que solo se fue.
Lena no entró a las clases restantes, se la pasó encerrada en los baños. Se sentía avergonzada por haber dejado que Gina la lastimara otra vez y esperaba, que, esta vez, nadie las haya visto. No quería que nadie se enterara, no quería que Matt se enterara. Salió cuando las clases terminaron y caminó hasta las gradas, solo quería sentir a Matt cerca y sentirse un poco confiada.
El chico estaba recargado en el coche, leyendo El niño con el pijama a rayas.
—¿Qué tal vas?
Matt levantó la cabeza y la notó rara de inmediato, pero no dijo nada al respecto y cerró el libro, lo dejó en la cajuela y sonrió.
—Es interesante lo que me muestras, Lena.
—Te dije que te iba a gustar.
—Sí, ¿a quién no le gustan las historias de asesinos en serie?
—Sí —Dijo Lena en un susurro y se quedó callada.
El castaño la miró, su cabello estaba un poco despeinado y es que, Lena no solía llevar el cabello de esa manera, tan descuidado. Matt acercó su mano a su cabello y comenzó a alaciarlo, con la intención de aplacar su cabello. Lena aguantó la respiración y sintió los dedos del castaño escurrirse por su cabello, y cerró los ojos hasta que sintió una punzada en su espalda.
Lena se alejó del tacto de Matt por instinto y él, frunció el ceño.
—¿Qué te pasa?
Pero Lena no contestó, no quería decirle que Gina la había agredido y que ella lo había permitido. Ella desvió la mirada y Matt lo supo de inmediato.
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Mental Decadencia
Teen FictionLena solía odiar todo aquello que tenía en la vida; su casa, la escuela, el pueblo, pero sobre todo a ella misma. Boulder Colorado no le brindaba la seguridad que ella necesitaba, sólo había una razón por la cual ella seguía andando y esa razón llev...