Capítulo 22 Cicatrices Dolorosas

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*Advertencia: contenido sexual*


Tres meses habían pasado desde que había salido de casa. Matt la había dejado quedarse con él y aunque al principio no estaba muy convencida, al final se sintió bien. El chico la trataba tan bien que, por momentos se sentía como en una realidad alterna, una donde ella era feliz.

Su noviazgo había corrido por los pasillos del colegio como pólvora y hubo miles de preguntas cuando comenzaron a andar de la mano después de las vacaciones de navidad en todos lados; el chico encantador del Boulder High School salía con la niña rara que roció a Gina Jefferson con gas pimienta. Así eran las cosas. Lena había mejorado.

Era más atenta con su medicación y había comenzado a ir a un centro de apoyo, donde conoció a más personas esquizofrénicas en Boulder. Las actividades normales comenzaban a entusiasmarla un poco más y había subido de peso. Ahora ella, parecía estar viva. Matt se sentía más tranquilo desde que Lena vivía con él. Alex había comentado lo mal que podría salir y él por un momento se preocupó, pero con el pasar de los días, se dio cuenta de lo bien que congeniaban. Parecía que ambos se conocían de toda la vida. Se había detenido y los rumores sobre "El asesino de Boulder" habían cesado.

Había descubierto varias cosas de Lena: era muy lista, observadora y curiosa. Así era como se podía describir a Lena Holden. Habían tenido varios encuentros como el de la carretera, pero nunca llegaban a más, no porque él no quisiera, sino que no quería incomodar a Lena. Quería que ella aceptara su toque, que su cuerpo se diera cuenta que él no deseaba lastimarla.

Se levantó del piso cuando Lena salió del baño. Ella se llevó un mechón de pelo tras lo oreja y soltó aire.

—Tardaste años.

—Lo sé, lo siento, pero si te quedas callada en un cubículo, puedes escuchar cosas muy interesantes.

—¿Cómo cuáles?

Ambos se tomaron la mano y comenzaron su camino al estacionamiento para regresar a casa y comer hamburguesas con Alex.

—Pues, Alexis Fox está embarazada.

—¿La hija del director?

—Sí, pero eso no el problema, el problema es el padre.

—¿Quién es?

—El entrenador Miller.

—Pero le gana como con veinte años.

Lena asintió, ella tampoco podía comprenderlo, es decir, el entrenador Miller era atractivo, no podía negarlo, pero meterse sexualmente con él, era otro nivel.

—Al parecer le gustan los tipos con experiencia en la vida.

Ella subió al coche y se quitó los guantes. Matt subió del lado del conductor y soltó aire, frotándose las manos. Encendió el coche y prendió el aire caliente. Lena puso las manos en la abertura y Matt arrancó.

La chica miraba por la ventana, siempre que miraba a las personas en las calles se sentía aterrada, a veces pensaba que el actuar tan normal no era algo tan sano.

—A veces me asusta lo normal que pueden a llegar a ser las personas.

—Ah, ¿sí?

—Sí, actúan como si no hubiera nada malo en sus vidas.

Matt paró en el semáforo y miró a Lena, jugando distraídamente con las puntas de su cabello, como siempre lo hacía.

—Tal vez es un modo de evasión.

—Pues que tonto.

El chico soltó una leve carcajada y aceleró nuevamente. Lena sonrió y él volvió a parar en otro semáforo.

Mental DecadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora