Un sentimiento extraño invadió su cuerpo, le asustaba la idea de que Lena muriera. Tapó su nariz y juntó sus labios con los suyos, lanzando todo el aire que pudo por su boca, se separó y comprimió su pecho, una, dos, tres, cuatro veces y repetir el proceso nuevamente.
El cuerpo de ella reaccionó y lanzó agua de la boca, la puso de lado y Lena comenzó a toser en forma desesperada.
Matt miró a los chicos nuevamente.
—Creo que sobra decir que les pasará si intentan lastimarla otra vez, incluso si tan solo la miran, les cortaré los dedos y haré que se los coman.
Los chicos asintieron y tomaron a Oziel, para después irse.
La castaña se apoyó en sus brazos y miró al chico tan empapado como ella, ¿qué había pasado?
Matt se sintió mejor cuando notó como el color regresaba al cuerpo de Lena, sus labios comenzaron a ponerse rosados y sus golpes igual.
—¿Estás bien, Lena?
Ella asintió, sintiéndose un poco desorientada, ¿dónde mierda estaba? ¿Acaso se había drogado o algo por el estilo? Sintió las manos de Matt ponerse en su cara e hizo un gesto cuando le ardió.
Las imágenes de lo ocurrido hace solo minutos se agruparon y ella soltó un gemido de horror. ¡Casi moría! Y eso no era lo peor, sino que en manos de esos imbéciles.
El castaño la ayudó a ponerse de pie y Lena se abrazó a su cuerpo, estaba temblando como gelatina. Él la sacó del colegio y la llevó hasta su coche. Lena se recargó en una de las puertas, se sentía cansada y mareada. Matt la vio abrazarse y temblar.
—¿Estás segura de que estas bien?
La chica negó lentamente, no tenía caso que le dijera que si cuando era más que evidente que no lo estaba.
—Casi me asesinan, Matt, dejé de respirar, yo... —Lena no terminó la oración y miró al castaño, sus lágrimas salieron sin permiso y contrajo la cara cuando sus propias lágrimas lastimaron sus mejillas heridas. —He dejado que toda mi vida sea manipulada, si voy a morir, al menos quiero que sea bajo mis términos.
Matt lo entendió, porque él sentía lo mismo. Él dejaría de vivir hasta que él lo quisiera, nadie lo iba a arruinar como lo habían hecho con su vida.
—Tenemos que irnos —Ordenó el chico.
Lena asintió, ella solo quería llegar a casa y descansar un poco, morir era agotador. Ella se empujó con la mano y comenzó a caminar, alejándose del coche.
El chico la miró, ¿a dónde cree que iba? Ella no estaba en condiciones para caminar, estaba mojada y golpeada, no podía llegar a su casa así. Además, ¿dónde estaba su agradecimiento por salvarle la vida? Él no suele salvar vidas, él las quita. Matt la tomó del brazo y la detuvo, Lena lo miró y quiso soltarse, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
—¿A dónde vas? —Cuestiona Matt.
—A mi casa.
—No, yo creo que no.
Ella lo miró extrañada, ¿qué quería? Matt le sonrió y Lena se acercó, como si estuviera bajo algún encanto; el encanto de la sonrisa de Matt.
Él la tomó del brazo y abrió la puerta del copiloto, metiendola allí. El chico rodeó el coche y entró del otro lado, encendió el coche y arrancó. Lena trató de hacerse ovillo en el sillón, aun no dejaba de pensar en lo malos que habían sido con ella, una cosa era que la molestara diciéndole fenómeno y otra que trataran de asesinarla.
Suspiró y se cubrió la cara.
Matt condujo hasta su casa, estaba en las afueras de Boulder, la gente no transitaba mucho por esa zona, y eso era perfecto para él, no tenía que lidiar con vecinos molestos o niños corriendo sin rumbo por su propiedad.
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Mental Decadencia
Teen FictionLena solía odiar todo aquello que tenía en la vida; su casa, la escuela, el pueblo, pero sobre todo a ella misma. Boulder Colorado no le brindaba la seguridad que ella necesitaba, sólo había una razón por la cual ella seguía andando y esa razón llev...