Capítulo 25 Padre

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Lena.

Ella se recargó en la mesa, se moría de hambre, hace una hora que los oficiales se habían ido, ya no sabía que más esperar. La puerta se abrió y entró un hombre diferente. Lena lo siguió hasta que se sentó frente ella.

—¿Tienes hambre?

El hombre le acercó una bolsa de papel y Lena tomó la bolsa y la abrió, encontrando una hamburguesa, la tomó de inmediato y le dio una mordida.

—Soy el detective Peyton y solo quiero hacerte unas preguntas.

Lena ni siquiera lo vio, no le interesaba quien era o que quería. Era un policía, solo quería meterlos a la cárcel.

—Matt nos dijo algunas cosas angustiantes.

Ella dejó de comer y miró al oficial por primera vez, sus ojos negros la miraron sin restricción y ella pasó saliva.

—¿Qué?

—Él dijo que apuñaló a tu padre.

Lena no dijo nada y el detective estiró su mano, bajando el cuello de su suéter y miró las marcas moradas. Él alejó su mano y suspiró.

—¿Tu padre te estranguló?

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque es malo.

—Era malo —La corrige el detective.

—Sí, era malo.

Lena volvió a morder su hamburguesa y el detective se puso de pie, tomó un vaso de plástico y vertió agua en él, lo puso en la mesa y Lena lo tomó.

—¿No crees que es demasiado injusto llamar a tu padre malo? Los padres no son perfectos, hacen lo que puden día con día.

Lena lo miró con amargura, deseando que los problemas con su padre solo fueran los simples problemas de cualquier familia Americana.

—¿Usted es padre, detective Peyton?

El hombre frunció un poco el ceño, dudoso en responder, asintiendo al final.

—Sí, tengo una hija de siete años.

Lena asintió con suavidad y volvió a tomar su hamburguesa, creyendo que con ese acto, podía disminuir la gravedad de sus palabras y acciones.

—Y, supongo que usted, también tiene el hábito de tomar a su hija y violarla hasta hacerla sangrar, sometiendola hasta que la hace sentir basura...

El detective Peyton apretó los labios, escuchar esas palabras de la boca de Matt era muy diferente a escucharlas de la boca de Lena, era difícil y demasiado duro. Él odiaba a los depredadores sexuales, y no le entristecía el hecho de que Barry Holden estuviera muerto, sin embargo, era policía y tenía un rol que cumplir.

Soltó un largo suspiro y junto sus manos, entrelazando los dedos.

—Se que es difícil esta situación, pero eso no les da el derecho de...

—¿No hay más salsa casup? —Soltó Lena de repente, la verdad es que ya estaba harta de eso, que importaba lo que había pasado, de igual forma los iban a meter a la cárcel. —Espero que si haya más, aun me faltan mis papás fritas y me entristecería el que no hubiera.

Peyton se quedó callado, mientras la miraba buscando entre la bolsa de papel. Tomó un sobre de salsa casup de la mesa y se lo dio, Lena lo tomó y el hombre miró sus dedos y manos; estaban un poco lastimados, había luchado con alguien, las uñas estaban quebradas y tenía golpes en los nudillos.

Pasó saliva, reprimiendo las ganas de tomar esas delgadas manos y decirle que todo estaría bien, qué daría ese asesinato como un accidente y que la dejarían libre para que al fin pudiera vivir una vida tranquila y sana, pero no podía, no así. Tenía que ser un buen detective y hacer justicia en cualquiera de los casos y así lo haría. Tomó una gran bocanada de aire.

—¿A qué edad te diagnosticaron la esquizofrenia?

Lena lo miró, masticando una papa frita lentamente. Se limpió las manos en la ropa y miró a otro lado incómoda.

—Que importa.

—Es importante.

—¿Para qué?

—Para el caso, tengo un hombre muerto y dos adolescentes sospechosos. Es mi trabajo.

Lena cerró los ojos y quiso recordar algo lindo, quería sentirse segura y protegida y a veces, resguardarse en sus recuerdos, era suficiente, aunque está vez, no funcionó, cerraba los ojos y solo veía sangre. Incluso después de morir, su padre aún seguía jodiendola. Suspiró resignada y de encogió de hombros.

—No lo se, amm... A los trece.

—¿Qué edad tienes ahora?

—Dieciocho.

—Entiendo, él dijo que te lastimas, ¿es cierto?

Lena no entendía porque Matt había le había hablado a Peyton sobre ella, pero no se lo tomó con malicia, sabía que Matt no estaba actuando nada más porque sí. Suponía que tenía algún plan.

—Sí, a veces.

—¿Puedo ver?

—¿Para qué?

—Cuadro clínico.

Lena estiró el brazo no muy convencida con su respuesta, su cuadro clínico estaba en su expediente clínico. El detective Peyton miró sus heridas y sintió un retortijon en el estómago. No podía imaginar hacerle algo así a su hija.

Ella regresó su brazo en cuestión de segundos y volvió a morder la hamburguesa.

—Más tarde vendrán a tomarte fotografías, necesito las marcas de tu cuello.

Y se fue.

Lena no le tomó importancia, solo siguió comiendo su hamburguesa. El problema comenzó cuando los oficiales la tomaron y ella intentó zafarse, tuvieron que usar la fuerza y someterla. Lena gritó y lloró, y la dejaron tranquila hasta que tomaron sus estúpidas fotografías.

Ella se sentó en una esquina de la habitación, quería que Matt estuviera con ella.

Mental DecadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora