Capítulo 34 Cumpleaños

7 1 0
                                    

Lena

Había conseguido un empleo como recepcionista con la ayuda de Jacob; él trabajaba en ese lugar y le fue sencillo convencer a su jefe. Le había hecho prometer que guardaría el secreto, ella sabría cuando soltarlo. La cena ya llevaba diez minutos desde que había comenzado, y ella no había probado bocado. ¿Podría esconder lo de su empleo durante el tiempo suficiente?

Tal vez podría y cuando tuviera el dinero solo tomaría sus cosas y se iría sin más, mostrando su dedo de en medio con elegancia. Ella asintió, era una muy buena idea. Tomó su tenedor y picoteó su puré de papa.

—Tal vez deberíamos ir a Berlín, pasear y pasar un tiempo en familia —Soltó su madre.

Lena comenzó a mover la cabeza cuando la canción de Golden de Harry Styles comenzó a sonar en su cabeza, tratando de ignorar por completo la conversación, a veces le funcionaba otras no, pero esperaba que esta fuera positiva.

—Deberías de preguntárselo a ella, es su cumpleaños —Suelta Kellan.

La canción comenzó a alejarse de su mente y levantó la cabeza al escuchar "cumpleaños". Su madre la miró con ojos esperanzados.

—¿El qué?

—Un viaje a Berlín, por tu cumpleaños.

—No, paso, no me interesa.

Lena se llevó puré de papa a la boca, no le entusiasmaba para nada la idea de ir los cuatro dentro de un auto durante horas. Noup.

—Vamos, Lena, es un regalo hermoso.

—Mmm, no, no estoy de acuerdo, papá me dio uno muy bueno hace dos años.

—¿Qué te dio? —Pregunta Thomas, con el ceño fruncido, su padre nunca les había dado algún regalo que valiera la pena.

—Me obligó a practicarle sexo oral.

El silencio en el comedor fue mortal y ella lo supo, pero no le tomó importancia y siguió comiendo su puré de papa. Su madre se levantó y comenzó a caminar hacia el pasillo, soltando sollozos.

Kellan la siguió de inmediato y Thomas la miró con desaprobación.

—No puedo creerlo, está vez cruzaste los límites, puedo soportar que seas grosero conmigo, pero no con nuestra madre.

—Lo siento, Thomas, no puedo evitarlo.

—¿No puedes o no quieres?

—Creo que es ambas; una parte de mi quiere mantenerse callada y otra solo quiere destrozar todo a su paso.

—Claro, y escoges la más dañina.

—Ya te lo dije, no puedo evitarlo. Pasé los últimos ocho años de mi vida siendo víctima de los más crueles abusos y siempre los aceptaba, ya no quiero callarme, estoy harta de esa mierda.

—Lo entiendo, pero no tienes por qué desquitarte con nosotros.

—¿Por qué? ustedes iniciaron todo esto, desde el momento en que salieron por la puerta de esa casa. Me dejaron sabiendo lo que me pasaría y no les importó. ¿Por qué debería de importarme lo que mis palabras puedan causarles?

Thomas no le contestó, solo se puso de pie y se fue en dirección hacia el pasillo, por donde su madre se había ido.

—Thomas está herido —Suelta Jacob.

—La verdad no siempre es agradable de escuchar.

Lena siguió comiendo puré y Jacob jugó con los chicharos en su plato, cada día que pasaba la relación entre ellos era más arisca.

—¿En serio tu padre te hizo tanto daño?

—Estuve bajo demasiado estrés social, maltratos y abusos, Jacob, la esquizofrenia no me llegó de la nada.

—¿Cambiarias algo?

—No, porque si ese día veinticuatro de octubre no hubiera salido, tratando de escapar de mi padre, mi camino nunca se hubiera cruzado con el de Matt —Lena sonrió con nostalgia, recordando todo con exactitud, cada palabra y cada sentimiento que recorrió su cuerpo al descubrir lo que Matt era realmente. —Hoy se cumple un año desde que todo comenzó.

Jacob sonrió un poco, le gustaba ver como Lena se llenaba de buena vibra cuando hablaba del chico. Ella suspiró y miró a su cuñado.

—¿Tienes hermanos, Jacob?

—No.

—Y si los tuvieras, ¿serías malo con ellos?

—¿Malo?

—Sí, ya sabes, hablar de cosas que sabes que te lastiman y aun así lo haces.

Él supo a que se refería; todas esas palabras horribles que a veces salían de la boca de Thomas.

—No lo sé, Lena, pero te podría decir que no.

Ella asintió, conforme con su respuesta.

—Eres demasiado bueno para Thomas.

Jacob no supo que contestar y ella se puso de pie, yendo a su habitación. Recorrió el pasillo con pereza y se sentó en la cama.

Escuchó un par de toques en la puerta, pero ella no contestó. Su madre entró y Lena subió el pie a la cama, para desabrocharse las cintas de los tenis.

—¿Podemos hablar?

Lena no contestó, no quería hacerlo. Su madre se sentó en su cama, ignorando por completo su silencio.

—Sé que te lastimamos, Lena, sé que nuestras acciones no fueron las correctas, en especial las mías, y sé que tal vez te moleste el haberte traído aquí sin tu consentimiento. Pero tienes que comprender que estabas mal, no tenía las condiciones mentales para tomar una decisión.

Lena frunció el ceño, que mierda. No recordaba haberles dicho que podían llamarla loca cada vez que las cosas se ponían difíciles en su relación familiar.

—¿En serio? Esa es tu disculpa.

—Lena...

—Es una mierda —Escupe ella interrumpiendo a su madre.

—Solo quiero arreglar las cosas, recuperar el tiempo perdido contigo.

—Ah, el tiempo que perdiste porque te fuiste con Kellan, que interesante —Lena se sacó el teni del pie y lo lanzó a lado de la cama, pensando con claridad, no quería que sus palabras siguieran lastimando a su madre. —Te seré sincera, Norah, a mí no me interesa recuperar esos diez años, la verdad no creo que valga la pena —Soltó con amabilidad. —Lo único que quiero es regresar a Boulder y seguir con mi vida. No me interesa seguir jugando con ustedes a la familia feliz —Frunció un poco el ceño. —Mierda, ni siquiera soy feliz, todos los días me levanto y lo único que quiero es colgarme en el armario. Lo único que me mantiene es pensar que voy a volver a Boulder y voy a estar con M... mis amigos.

Su madre soltó una pequeña carcajada silenciosa y negó un poco con la cabeza. Lena levantó un poco la ceja y dejó a medias su acción.

—El asesino ¿no?

—Matt no es ningún asesino.

—Asesinó a tu padre, Lena.

—No, no lo hizo —Dice ella en un murmuro.

Matt no era el asesino de su padre, lo era ella y comenzaba a cuestionarse si realmente era buena idea seguir guardando el secreto, al fin y al cabo, las cosas ya habían terminado de la manera en la que Matt quería.

Su madre se acercó a ella y puso un mechón de cabello tras su oreja.

—Ahora yo seré sincera contigo, Lena. Eres mi hija y no me interesa lo que quieras. Considero que lo mejor para ti ahora es estar rodeada de tu familia. No me importa que me odies, algún día crecerás y entenderás que lo que estoy haciendo es lo mejor para tu bienestar. Olvida a ese muchacho, él no es bueno para ti.

—¿Y quién si lo es? ¿Tú?

Su madre apretó los labios y se puso de pie, cerrando la puerta con fuerza tras su espalda. Lena terminó de quitarse el teni y lo aventó contra la puerta. La detestaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mental DecadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora