Capítulo 18 Sip, ¿A Quién No Le Gusta Matar Gatos?

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Lena limpió todo lo que ensució y regresó a la habitación. Él seguía viendo el mismo programa y Lena, se sentó a su lado. Matt la observó, tenía la mirada fija en la pantalla y parecía que estaba poniendo atención, pero algo en ella hacia darte cuenta de que no era de esa manera.

Ella pensaba en su hermano, si había encontrado lo que quería después de que se fue de casa.

—¿Estás bien?

Matt acercó su mano a la de ella y la tomó. Los delgados dedos de Lena lo tomaron de inmediato y ella lo miró.

—Solo pienso en mi hermano.

—¿Nunca lo buscaste?

—No, al principio quería hacerlo, pero después comprendí que él no quería ser encontrado. También él buscaba cambiar su vida.

—¿Nunca te volvió a buscar?

—No. Thomas terminó en su mundo perfecto, al igual que mi madre.

—¿Y te gustaría buscarlos? ¿A ambos?

Lena negó de inmediato, a pesar de que sus alucinaciones eran sobre ellos, no quería decir que quería encontrarlos.

—No, ellos decidieron dejar su vida horrible atrás y, yo soy parte de esa vida. No te voy a mentir, Matt, lo extraño, pero no quiero estar en una nueva vida donde no se me quiere.

Matt no dijo nada, lo entendía. Si ellos hubieran querido que Lena fuera parte de esa nueva vida, la hubieran llevado con ellos.

Lena se quedó dormida justo a las once de la noche y Matt la observaba. Su rostro relajado era el mejor espectáculo privado que había visto. Acarició sus mejillas con sus dedos, sin ninguna brusquedad, que, culminaron en sus labios rosados. Matt alejó sus dedos y quiso acercarse, quería sentir su cuerpo junto al suyo. Pero, se contuvo, no quería asustarla y que pensara mal sobre él.

La alarma de Lena llenó toda la habitación, ella se removió entre las sábanas y se quejó. Matt abrió los ojos de golpe y miró a la chica a su lado buscando su celular aun sin abrir los ojos. Lena por fin apagó la alarma y se talló los ojos, para después abrirlos. Los ojos chocolates de Matt estaban sobre ella.

Estiró su mano y pasó sus dedos por su cara con delicadeza.

—¿Te sientes mejor?

Matt asintió. Ambos se prepararon para ir al colegio y cuando bajaron del coche, Lena se sintió extraña. Todo parecía una escena de película romántica. Matt se miraba brillante y ella pues, solo era ella. Algunos los miraban y otros susurraban cosas. Lena miró al suelo en todo momento y se separó de él en cuanto cruzaron la puerta del colegio.

Ella se fue a su casillero y tomó algunas cosas. Regresó y evitó ver a los demás, no quería ni pensar en lo que todos estaban pensando al verla llegar con Matt. Sabía que ya hablan con respecto a eso, de la nada habían comenzado a hablar y a compartir mesa de vez en cuando. Ahora, llegaba con él en su coche. Lena no miró a nadie durante las clases, ni siquiera a Matt.

En el almuerzo no salió y solo se comió una manzana. No miró a Matt entrar al salón después y ella no hizo esfuerzo por verlo cuando las clases terminaron. Se dejó caer en la cama y suspiró, tenía demasiadas cosas que hacer, pero no tenía ni una pizca de entusiasmo por eso. Quería quedarse en su cama y mirar el techo todo el día, pero, no lo hizo, se levantó y se puso a hacer la tarea. Hizo un desastre, pero no le importó, la aparecía de sus cuadernos estaban en último lugar. Se volvió a tirar en la cama y pensó en Matt; en lo pacífico y lindo que se miraba mientras dormía, en su respiración lenta y en sus labios poco separados.

Mental DecadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora