Llegó al colegio con unas ojeras marcadas y los labios resecos, de igual forma, no le pareció extraño a nadie, ella siempre lucía como un muerto viviente. Esa mañana, le tocaba laboratorio, pero no se dio prisa, el profesor Hale siempre llegaba tarde, así que se dio el lujo de llegar siete minutos tarde.
Todos estaban en parejas, incluido Matt y solo quedaban dos mesas solas, donde siempre estaban Michael y Jackson y la de ella, así que, tomó su lugar. Matt tomó su mochila de inmediato y se sentó a lado de Lena, ignorando las quejas de Louisa.
Lena lo miró de inmediato y Matt se acomodó.
—Creí que no vendrías hoy —Dijo Matt.
—¿Por qué?
Pero Matt no le contestó, solo la miró y pudo notar lo mal que se veía, como si tuviera días sin dormir, manteniéndose solo de grandes tazas de café caliente.
—¿Estás bien?
—Sí.
—Mmm, pues no parece, no te miras bien.
—Es parte de ser yo, tengo días buenos y días malos —Dice Lena asintiendo, para después ver detrás de Matt.
Tisha y Sadie no dejaban de verlos, susurrándose cosas, tal vez cuestionándose porque Matt estaba sentado con ella. Matt de inmediato miró hacia lo que estaba robando la atención de Lena y miró a las chicas, susurrándose cosas, sin embargo, él no le tomó importancia y miró a Lena nuevamente. Pero Lena, seguía sin verlo y eso lo hizo sentirse ansioso.
—¿Has leído alguna vez el niño con el pijama a rayas? —Pregunta Lena, aun sin dejar de ver a las chicas.
—No.
—Deberías, es muy trágico —Dice Lena, regresando su mirada a él.
Matt sonrió y ella lo contempló por milésima vez, sus cabellos alborotados le caían por la frente, negándose a mantenerse en su sitio. La chica pasó sus dedos por su frente y acomodó sus cabellos sin pensarlo mucho.
Él pasó saliva, era la primera vez que Lena se atrevía a tocarlo y no fue para nada grotesco, no, le había gustado; sentir la sensación de su piel sobre la de él era una sensación deliciosa, sin embargo, los dedos fríos de Lena le hicieron sentir escalofríos. Lena miró al frente y sacó su libro cuando el profesor entró.
El profesor Hale comenzó a apuntar cosas en el pizarrón mientras explicaba, pero Matt no puso atención, no podía dejar de verla; ella tomaba apuntes con lentitud, su letra era grande, pero para nada desastrosa. También notó que ella solía distraerse fácilmente y tardaba casi un minuto en volver a las palabras del profesor.
Sin embargo, Lena parecía no percatase de que él la estaba mirando y, era verdad, Lena tenía tan poco interés de todo lo que la rodeaba que no notaba las miradas de los demás. Estaba tan sumida en su propia desgracia que no tenía la capacidad de ver la desgracia de los demás.
Cuando la clase terminó, Lena perdió a Matt y no lo volvió a ver en ninguna clase y, realmente no lo culpaba, ese día, las clases habían sido una completa mierda. En biología, le tocó hacer equipo con Sam y él intentó sacarle conversación toda la hora, tuvo que pedir permiso al baño dos veces de casi diez minutos, no le gustaba tener a Sam cerca, no se sentía cómoda después de que casi la asesina. Podía soportas las burlas y los insultos, pero ellos habían llegado demasiado lejos y ella también solía tener límites.
Al salir de clases, Lena se fue a su casillero, quería dejar algunas cosas y tomar otras, cuando abrió la puerta, una nota violeta cayó. Lena la tomó y la leyó; era de Sam, dejándole su número de teléfono por si algún día necesitaba hablar con alguien. Ella arrugó la nota, no entendía que era lo que quería. Metió la nota en la mochila y salió del colegio, caminó por las gradas y de inmediato se detuvo. Volteó y miró a Matt, recargado en su coche, fumando un cigarrillo.
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Mental Decadencia
Teen FictionLena solía odiar todo aquello que tenía en la vida; su casa, la escuela, el pueblo, pero sobre todo a ella misma. Boulder Colorado no le brindaba la seguridad que ella necesitaba, sólo había una razón por la cual ella seguía andando y esa razón llev...