Capítulo 3 «Unos ojos verdes»

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Chris...

Emma Norrington es una chica extravagante, de mucho dinero y es la pareja perfecta para mí, pero a su lado me siento extraño. Según mi madre, es porque estamos en la etapa antes del matrimonio. Ella y Emma se llevan de maravilla y Celine la adora. Van de compras, peluquería y miles de cosas aburridas a las que no me acabo de adaptar. Díganme aburrido, pero no entiendo cómo pueden gastar tanto y nunca usarlo. Veo a Emma y mi corazón salta de emoción, pero, es como si algo faltara entre nosotros. Una chispa de emoción o de aventura.

Sin embargo, con solo un vistazo de Allison McKenzie, la adrenalina recorre mi cuerpo y surgen un cúmulo de sensaciones en mi pecho que aún no puedo identificar. Pueden decirme masoquista, pero hay algo en ella que me atrae. Aún recuerdo el beso del invernadero. La sensación de placer que sentí cuando sus labios tocaron los míos no es la misma cuando beso a Emma. ¿Cómo puede ser que mire a mi prometida y esté obnubilado por ella?

—Necesito ver a mi padre —murmuro para mí, y tomo la llave transportadora. Al abrir el otro lado, me reciben los fríos pasillos de la mansión

—Hola, hijo —murmura papá desde su buró cuando me ve asomado en la puerta de su despacho—. ¿Todo bien en el colegio?

—No. Sí. Ay, no lo sé. —Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa al verme tartamudear—. Es que tengo muchos pensamientos enredados en mi cabeza.

—¿Allison? —Enarco una ceja, pero no puedo negarlo. Había dado justo en el blanco, así que caigo con peso en la silla frente a él y resoplo—. Hijo, nunca me he metido en tu vida y no pienso hacerlo ahora, pero la decisión en cuanto a casarte con Emma, la tomaste demasiado rápido.

—Pero amo a Emma, papá.

—¿Amor? Chris, ¿sabes al menos el significado de esa palabra? —Voy a contestar, pero no pude gesticular no una sola sílaba—. Tú sabrás lo que haces, hijo.

—¿Con mamá dudaste? —Ante mi pregunta, padre toma una larga bocanada. Se recuesta a la mesa y entrelaza los dedos en la superficie.

—Con tu madre la historia fue diferente, pero mi respuesta es no. Nunca dudé y con el paso de los años, le sigo queriendo.

—Si eso es así, ¿por qué me siento tan cohibido con Emma?

—¿Me preguntas a mí? Tú fuiste el que decidiste de un día para otro casarte con Emma. Yo creí que era un juego de tu madre y tuyo, pero cuando le pusiste el anillo frente a todos en el almuerzo, mis dudas aumentaron mucho más y tu hermano casi quema el comedor.

—Ni me lo recuerdes.

—¿Qué pasó con Allison, muchacho? Ustedes se amaban de verdad. Por Dios, a veces me daba gracia por la cantidad de carantoñas que ustedes se hacían. Reías de verdad cuando estabas a su lado. Jamás te había visto tan feliz en toda tu vida y de pronto... puf. Todo desapareció de la noche a la mañana. Te quieres casar con Emma y dice tu hermano que Allison echa pestes por la boca cada vez que tu nombre se menciona. —Sonrío al recordar su mirada trazadora cuando la encontré a mitad de campo entrenando hoy en la tarde—. ¿Y esa sonrisa? No me digas que pensaste en Emma y resurgió esa sonrisa bobalicona, porque voy a golpearte hasta el cansancio.

—¡Qué violencia de su parte, Señor Gray! —digo con mofa y su reprimenda no demora en llegar—. No, papá. Se trata de Allison. —Parpadea confundido y me levanto de mi lugar—. Es que hay algo en ella. No sabría decirte qué es. —Cierro mis manos alrededor de la parte alta del espaldar de mi silla—. Solo puedo asegurarte que algo me atrae a ella.

—Esa joven es idéntica a su madre. —En sus labios se forma una amplia sonrisa—. Conozco a Nanneth de toda una vida, y a pesar de estar separados muchos años, el espíritu de ella aún se mantiene altivo y vivo.

El Quinto Elemento (Elements III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora