Capítulo 27 «Doloroso pasado»

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Allison

—Estoy agotada —siseo, al caer de cara en la cama.

—Puedo imaginarlo —murmura Brenda—. La competencia de mañana será mucho más larga.

—Ugh, ni me lo recuerdes. El cuerpo entero me duele.

—Pero claro que te duele. Curaste a cada chico que salió destrozado de la arenera —recalca Ginger, acariciando mi cabello mojado y gruño.

—No podía dejarlos sufrir de esa manera —rebato, entre bostezos.

—Curaste a 40 personas en un día, Allison —añade Tony en tono paternal—. Eres poderosa, pero no tanto.

—Chist —insto, para que se callen.

—Buenas noches, Allie —murmura Ginger y siento el cosquilleo de unos bigotes en mi mejilla antes de caer en un sueño profundo.

—Hace tiempo no te veía entre sueños, Syryna —digo a penas la veo a mi lado.

Nos encontramos en la orilla de una de las playas de California... en pijama. La luna ilumina la superficie tranquila de las aguas.

—¿Cómo estás? —Su cabello rojo baila con la suave brisa que corre entre nosotras.

—Agotada. Muy agotada.

—¿Lista para mañana?

—Más o menos. —Suspiro y apoyo el mentón en las rodillas.

—La pelea de hoy fue dura y la de mañana debe ser el doble. ¿Cómo vas en la búsqueda?

—Ya tengo las lágrimas y las plumas —respondo emotiva—. Casi consigo el corazón de hombre lobo, pero terminé más magullada de lo normal.

—¿Y ahora qué ocurrió? —Gira su rostro hacia mí, escaneándome con sus ojos verdes.

—La hermana de Chris fue secuestrada por una manada de hombres lobo, algo que me resultó muy extraño. La manada de Cedric fue atacada y nosotras quedamos en el fuego cruzado.

—No sé cómo te las arreglas para siempre estar metida en el centro del meollo —comenta divertida, mientras niega con la cabeza.

—Si tú no lo sabes, menos yo. Los problemas me buscan y me encuentran cuando menos me doy cuenta. No es mi culpa —digo en mi defensa, y estiro las piernas, mojando mis pies con el agua.

—Eres tan cabezota como tu madre —comenta y enarco una ceja escéptica hacia ella.

—Me tomaré eso como un cumplido. ¿Por qué me eligió Raquel? Y quiero saber la verdad. —Frunce los labios de forma divertida—. ¿Tiene algo que ver que mi madre se parezca a Marina, la mujer que amó Dorian?

—Todo pasó cuando tu madre entró al colegio. Había crecido mucho en el verano. Cuando Raquel la vio, supo que era especial. Le dolió tanto la pérdida de su cuñada, que quiso repararla de esta forma —responde, con voz queda.

—¿Por qué no salió por Dorian cuando le pidió ayuda? —Su fuerte suspiro indica una respuesta que no me iba a gustar.

—Raquel había sido envenenada con una fuerte dosis. —Ahogo un grito—. Fue la misma persona que había comenzado la guerra entre los dos hermanos. No lo supimos hasta la muerte del hijo mayor de Dorian. Eso desgarró el corazón de Raquel. Intentó acercarse a él, pero tenía mucha vergüenza.

—Dos hermanos separados a saber Dios con qué intenciones.

—Lo más doloroso de todo es que la persona causante del comienzo de aquella disputa fue el esposo de Raquel y mejor amigo de Dorian. —Mis ojos casi se salen de mi cara al escuchar sus palabras.

El Quinto Elemento (Elements III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora