Capítulo 20 «Una verdad a la vez»

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Una hora después todos nos reímos a carcajadas, incluyendo Celine. Yo debo aguantarme por la herida en mi abdomen. Héctor se nos unió al escuchar la algarabía que teníamos en la cocina de empleados. La cocina de la casa era demasiado grande para nosotros, así que nos decidimos por la más pequeña. Katie o la reina Cáliz, también se nos unió e hizo buenas migas con Katie.

—Pero lo más increíble de todo, fue cuando esta niña salió de entre los escombros cabalgando el dragón rojo —relata Talia negando con la cabeza.

—Cuando la vi gritando como loca y riendo encima de aquella cosa de cincuenta pies de largo como si fuera un caballo de carreras, me dejó sin aliento —comenta Cam, divertido.

—La pobre Alice a penas se movía —añade Javier, contenido las ansias locas de reír a carcajadas.

—No sean tan malos, chicos. Alice estaba tan muerta de miedo que se agarró a mi estómago y me dejó sin aliento —intervengo, en defensa de Winter—. Déjenme decirles que si yo hubiera estado en su lugar, mi reacción hubiera sido la misma o incluso peor.

—Hola por aquí —habla una voz desde la puerta de la cocina.

—¡Brenda! —exclamo con alegría. Mi amiga me abraza y después golpea mi nuca—. Auch.

—Eso es por irte sin nosotros una vez más —protesta Lilith, a boque jarro.

—¿Una vez más? —pregunta Héctor—. ¿De qué está hablando la jovencita?

Todos miramos a Lilith y la pobre casi llora. Había metido la pata hasta el fondo.

—El día del laboratorio, Allison buscó al dragón por su cuenta hasta que nosotros llegamos —explica Javier, antes de dejarnos en un profundo silencio que nos expusiera—, a pesar de haberle dicho que no.

—Pero es que esta niña es muy cabezota —intermedia Tommy—. Mientras más le dices que no hagas una cosa, más se empecina en hacerlo. —Abraza a su chica y besa su sien.

—Eso es cierto y yo fui testigo de eso —añade Javier, masajeando su nuca—. Me golpeó y amenazó a un profesor para que no dijera la ubicación de Celine a pesar de las negativas de nosotros.

—Ya te pedí perdón por eso.

—Eso lo dices porque querías llevarte el crédito —comenta Brenda—. Y no me vengas con el cuento de ponernos en riesgo.

—Pero...

—Tu siempre haces lo mismo. —Talia me interrumpe—. Con el solsticio de invierno fueron tus mismas palabras. Métete en la cabeza que estamos juntos en esto. Somos amigos, ¿no?

—Admiro la valentía o torpeza de ustedes cuando se trata de Allison o algunos de sus amigos. Katie, por favor, nosotros acabamos de desayunar, pero estos chicos llegaron del colegio y ya es hora de almuerzo —interviene Héctor hacia mi amiga.

—No, señor Héctor. No es necesario —añade Brenda apenada.

—Niña, me acabas de decir viejo y eso me ha dolido. No más protestas. Katie, por favor —ordena él nuevamente.

—Por supuesto, señor Gray.

—¿Cómo estás? —pregunta Lilith al sentarse a mi lado.

—Adolorida pero bien. —Algo peludo se enreda en mis piernas—. Hola, Balton. —El lobo coloca sus patas delanteras en mis piernas y acaricio su cabeza negra peluda.

—Pasamos un buen susto el día de ayer.

—Pero no es bueno recordar los momentos malos, enana. Así que, lo ocurrido ayer, se quedó ayer.

El Quinto Elemento (Elements III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora