Capítulo 8

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Lee Siyeon. Ese era su nombre.

Logró verlo en su uniforme hace dos días atrás cuando estuvo en aquella cafetería. Planeaba regresar allí con el único fin de volver a verla.

No sabía porque, pero cada día sentía esa sensación de poder acercarse a ella y poder conocerla mucho más. Le parecía alguien muy interesante.

-Señorita Kim-Irene asomó su cabeza a través de la puerta entreabierta

-Te dije que puedes hablarme sin formalidades Unnie, sabes que no me gusta-le dijo mientras terminaba de secar su cabello. Hace unos minutos se había tomado un largo baño-¿Sucede algo? ¿Ya está lista la cena?

-Lo siento seño...Bora, pero no se trata de la cena sino de que alguien vino a verla-la castaña levantó una ceja-se trata del joven Ravn

Rodó los ojos irritada y resopló con fuerza.

¿Acaso no pensaba rendirse nunca?

-Dile que espere, terminaré de organizar mi cabello y bajaré a atenderlo-le pidió

-Esta bien, con permiso-cerró la puerta nuevamente y se retiró

Bora se miró en el espejo mientras comenzaba a cepillar su cabello castaño.

Mentiría si dijera que no le parecía curioso saber porque Ravn estaba aquí de nuevo. Luego de sus fallidos intentos hace una semana.

-Ojalá que no haya traído flores porque sino...-respiró hondo y dio media vuelta dispuesta a bajar las escaleras y saber porque su ex volvía de nuevo

Lo primero que vio al bajar las escaleras fue...Un ramo de rosas en la mano del castaño, venía vestido con un traje elegante y al parecer una caja de chocolates en su otra mano.

-Ravn...-se paró frente a él mientras tenía sus brazos cruzados-¿Qué es lo que necesitas?

-A ti-extendió tanto el ramo de rosas como la caja con chocolates. Bora rodó los ojos pero de igual manera los tomó en sus manos-luego de haber reflexionado sobre lo que sucedió, me di cuenta de lo idiota que fui y por ello quiero pedirte una nueva oportunidad para enmendar mis errores

La más baja levantó una ceja escéptica y se dedicó a mirarlo con seriedad.

-Mira Ravn-le devolvió tanto las flores como los chocolates-creo que te dejé las cosas muy en claro; me fuiste infiel aún sabiendo que yo odio las infidelidades. No pienso darte ninguna oportunidad más, tu arruinaste la única que tenías y estás son las consecuencias por haberla estropeado-se dirigió hacia la puerta de la casa-así que te pido por favor que te vayas y dejes de insistir en algo que ya está mas que perdido. Así que deja de ser tan patético y vete

Abrió la puerta principal y le indicó con su cabeza que saliera. Ravn caminó con lentitud hacia ella y antes de salir miró una última vez a su ex novia y le dio una de sus mejores sonrisas arrogantes.

-Ya verás pequeña Bora-dejó caer al suelo tanto el ramo como los chocolates-no tardarás mucho en ir a rogarme que vuelva a tu lado, pero para ese entonces...-se acercó al oído de la contraria-ya tendré a más de una en mi cama y dándome el placer que tú jamás fuiste capaz de darme

Bora lo tomó por los hombros y lo empujó con todas sus fuerzas.

-Largo de mi casa-su cabello cubría parte de su rostro-¡Vete!

Ravn soltó una risa burlona y pisoteó las flores en el suelo antes de salir de la casa.

Bora cerró con rudeza la fuerza. Su respiración estaba agitada, no entendía porque le afectaba tanto lo que había dicho ese imbécil.

-Bora...-acomodó su cabello y miró a Irene que la veía preocupada

-Dile a alguien que limpié esto-señaló el suelo donde se entraba el desastre-iré a dormir de una vez, no voy a cenar se me quitó el hambre...-se quedó una largo rato parada en el mismo sitio, le dio una última mirada a Irene-con permiso

Literalmente corrió hacia las escaleras y subió hasta su cuarto. Inmediatamente entró en él y cerró la puerta; se acostó en su cama boca abajo y se quedó mirando un punto fijo en la nada.

"¿Porqué me duele tanto sus malditas palabras?" Pensó mientras una lágrima silenciosa bajaba por su mejilla

"¿Porqué me duele tanto sus malditas palabras?" Pensó mientras una lágrima silenciosa bajaba por su mejilla

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Se apoyó en el marco de la puerta de la habitación donde estaba su madre. Miraba como el pecho de esta subía y bajaba con lentitud, agradecía que fuera así.

Aún seguía pensando si ir o no a la fiesta a la que la había invitado su jefe. Era pasado mañana y apesar de haber aceptado, no se sentía completamente segura de irse y dejar sola a su madre. Quién sabe, tal vez se podría presentar algún problema y ella no estaría para poder controlarlo.

Sacudió su cabeza ante aquel pensamiento, tomó aire y lo dejó salir de forma silenciosa. Pasó una mano por su cabello y volvió a cruzarse de brazos apoyada contra el marco de la puerta.

Se acercó de forma cautelosa hacia la cama de la mayor y con lentitud dejó un suave beso en su frente. En silencio, se retiró de la habitación y se fue a la suya.

-Se acostó sobre su cama y se quedó mirando al techo por un largo tiempo. No tenía nada de sueño, al parecer sería una de esas noches de insomnio. Giró su cuerpo para poder observar su ventana y a través de esta, al cielo nocturno.

Había pocas estrellas, se debía obviamente a la contaminación lumínica de la ciudad. Desde pequeña siempre quiso ver el cielo plagado de aquellos puntos brillantes, pero no se había podido por la enfermedad de su mamá.

Suspiró y cerró los ojos en un vano intento de poder dormirse. No pudo, así que volvió a abrirlos resignada y solo se quedó viendo a través de la ventana hasta el amanecer.

A mis piesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora