EL CLARO
AMELIA MIRA LA MANO DE ALBY FIJAMENTE durante unos segundos y posteriormente la rechaza, como puede sube con dificultad saliendo del agujero. Estaba un poco cegada por la luz cuando estuvo por fin de pie pero aun así sus ojos revoloteaban por el bizarro lugar en el que se encontraba así misma.
Estaba de pie en un amplio patio varias veces el tamaño de un campo de fútbol, rodeado de enormes murallas hechas de piedra gris y cubiertas de manchones de gruesa hierba. Las murallas deberían ser de cientos de pies de alto y formaban un cuadrado perfecto, cada lado estaba partido exactamente en la mitad por una abertura del mismo alto de las paredes que, por lo que Amelia pudo ver, llevaban a pasajes y corredores más allá.
Amelia se sentía mareada y su cuerpo se sentía extraño, como si hubiera sido drogada. Y para hacerlo todo peor diferentes emociones batallaban por dominar su mente y corazón: confusión, curiosidad, pánico y sobre todo miedo. Pero enlazada con todo eso estaba el oscuro sentimiento de pura desesperanza, como si el mundo hubiera terminado para ella, hubiera sido borrado de su memoria y reemplazado por algo desagradable. Amelia quería correr y esconderse.
Cuando sus ojos volvieron al mismo punto, se encontró con la mirada de ambos chicos.
—¿Dónde estoy? —preguntó frunciendo su ceño.
—En ningún lado bueno—respondió Alby.
La chica giró sobre su eje estudiando el lugar; el piso del campo se veía como si fuera hecho de enormes bloques de piedra, muchos de ellos partidos y rellenados con largos pastos y hierbas. Un extraño y dilapidado edificio de madera cerca de una de las esquinas del cuadrado contrastaba enormemente con la piedra gris. Unos pocos árboles lo rodeaban, sus raíces como manos retorcidas hundiéndose en el suelo de roca en busca de comida. Otra esquina en el recinto tenía jardines, desde donde ella estaba parada reconoció maíz, plantas de tomates y árboles frutales. Al otro lado del campo, había corrales de madera que contenían ovejas, cerdos y vacas. Una enorme arboleda llenaba la esquina final; los más cercanos se veían dañados y cercanos a la muerte. El sol encima de ellos era azul y vacío de nubes, pero Amelia no pudo ver ninguna señal del sol a pesar del brillante día. Las rastreras sombras de las murallas no revelaban el tiempo ni la dirección, podía ser temprano en la mañana o media tarde.
Mientras respiraba profundo, tratando de calmar sus nervios, una mezcla de olores la bombardeó. Tierra fresca removida, abono, pino, algo podrido y algo dulce. De alguna forma supo que estos eran los aromas de una granja.
Amelia miro a sus captores, porque no encontraba otra palabra para referirse a esos chicos. Aunque en su mente la palabra sonaba mucho peor de lo que quería, y se preguntó «¿Por qué esa palabra emergió de mi mente?»
Escaneó sus rostros. Repentinamente Alby, quien ella suponía era el líder del grupo –quizás tenía unos diecisiete años– dio un paso adelante. Este usaba una camiseta negra, jeans, zapatillas y un reloj digital, el chico de piel oscura tenía el cabello corto, su rostro, limpiamente afeitado, pero aparte del permanente gesto de ceño fruncido, no había nada terrorífico respecto a él.
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𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫
Fanfiction«Recordar es lo único que puede hacer para salvar a sus amigos» (Fanfiction de la saga The Maze Runner) (No se aceptan copias ni adaptaciones) (Todos los créditos de la historia ORIGINAL pertenecen a James Dashner) (MinhoxOC) comienzo: 23/01/2021 fi...