Capítulo 20

41 2 0
                                    


HOGAR, ¿DULCE HOGAR?

HORAS MÁS TARDE AMELIA SINTIÓ A ALGUIEN tratando de despertarla con energía, murmuraba entre sueños que la dejasen dormir, pero la persona seguía insistiendo hasta que logro despertarla por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HORAS MÁS TARDE AMELIA SINTIÓ A ALGUIEN tratando de despertarla con energía, murmuraba entre sueños que la dejasen dormir, pero la persona seguía insistiendo hasta que logro despertarla por completo. Amelia se sentía desorientada por un momento, no podía distinguir formas, hasta que todo se aclaró y pudo ver a Chuck de pie frente a la cama.

Amelia gruñe y cierra los ojos de nuevo con fuerza.

—Déjame dormir, Chuckie—murmuró con pereza. Chuck vuelve a sacudir su cuerpo y sin más opciones Amelia tuvo que sentarse sobre la cama—¿qué pasa?

—Pensé que querrías saber, ya se lo he dicho a Thomas—dice el niño apenado. Amelia frota su ojo de forma automática y suelta un largo bostezo.

—¿Saber el qué?

Chuck esboza una gran sonrisa de autosuficiencia.

—Está vivo Lia—dice con entusiasmo—. Alby está bien, el suero ha funcionado.

Una pequeña se dibujó en los labios de la castaña y se sentía aliviada por primera vez desde que salieron del Laberinto.

—Eso es increíble Chuck—dice con entusiasmo, pero las siguientes palabras de Chuck le dejo un mal sabor de boca.

—Acaba de empezar, el Cambio.

Como si las palabras desencadenaran el cambio un grito espectral estalla en una habitación por el pasillo, helándole la sangre a Amelia. Los incesantes gritos de dolor no le permitieron conciliar el sueño de nuevo, incluso después de que Chuck se fuese. El sentimiento de culpa le causaba un nudo en la garganta.

En un intento por alejarse de los gritos convenció a los Med-jacks de dejarla ir, de cualquier forma, estaba bien, cansada, adolorida pero bien, en dos piezas. Ellos no estaban del todo convencidos, pero de cualquier forma la dejaron ir.

Vago un rato por El Claro, recibiendo miradas curiosas mientras caminaba, la hacían sentir incomoda así que sin otro lugar al que ir va hacia el bosque, su lugar predeterminado para estar. Para la sorpresa de Amelia, Thomas se encontraba ahí, sentado entre las raíces de los árboles, con la mirada perdida. La levanta solo cuando la castaña está a su lado, lucía tan cansado y demacrado como se sentía ella.

—¿Puedo?—pregunta a la vez que señala un lugar a su lado.

—Claro—responde Thomas, a lo que Amelia toma asiento. El chico parecía un poco tenso, pero a los minutos se relaja un poco. Los gritos de Alby se escuchaban aún, pero más bajos, casi como un susurro.

—¿También has escapado de los gritos?—dijo Amelia mirando de reojos al castaño, quien asiente apenado—. No es nada agradable escucharlo, así que no tienes por qué sentir mal.

Se encoge de hombros para restarle importancia, pero se arrepiente al instante, un dolor punzante le atraviesa el brazo hasta los nudillos.

—¿Crees que estará bien?—le pregunta Thomas después de unos minutos en silencio.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora