Capítulo 34

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EL CÓDIGO

ERA MEDIA MAÑANA CUANDO Amelia, Thomas y Minho entraron por la puerta Occidental de nuevo al Claro, la castaña estaban tan cansada que se podía desplomar en el suelo y tomar una siesta sin ningún problema, habían estado en el Laberinto aproximadam...

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ERA MEDIA MAÑANA CUANDO Amelia, Thomas y Minho entraron por la puerta Occidental de nuevo al Claro, la castaña estaban tan cansada que se podía desplomar en el suelo y tomar una siesta sin ningún problema, habían estado en el Laberinto aproximadamente veinticuatro horas.

Para la sorpresa de Amelia a pesar de la luz mortecina y todo cayéndose a pedazos, el día en el Claro parecía estar aconteciendo con los trabajos de costumbre; agricultura, jardinería, limpieza. No paso mucho ni cinco minutos cuando un chico los vio entrar por la puerta, Newt fue avisado y fue corriendo hacia su dirección.

—Son los primeros en regresa—dice en cuanto esta cerca de ellos—¿Qué paso? Díganme que tienen buenas noticias—la mirada infantil de esperanza en el rostro del rubio le comprimió el corazón a Amelia.

—Nada—respondió Minho a secas—. El Laberinto es una gran maldita broma.

Newt mira a Thomas y Amelia, confundido.

—¿Qué está diciendo?

—Sólo está desanimado—le dice Thomas mientras se encoge de hombros—. No hemos encontrado nada diferente, las paredes no se han movido, no salió nada. ¿Los Penitentes llegaron anoche?

El semblante del rubio se volvió oscura y asiente en respuesta.

—Sí, se llevaron a Adam—responde.

Amelia sintió un vació en el pecho «Gally tenía razón» piensa con amargura. Newt estaba a punto de agregar algo más cuando Minho estalla en un arrebato de ira, sorprendiendo a los presentes.

—¡Estoy harto de esto!—Minho escupe la hiedra, las venas en su cuello se hinchan—¡Estoy harto de esto! ¡Se acabo! ¡Es todo!—en un arrebato se quita la mochila y la arroja al suelo—¡No hay salida, nunca la hubo, nunca la habrá! Todos estamos jodidos.

Minho se va en dirección a la Finca dando fuertes pisadas.

—¡Minho! ¡Espera!—Amelia se apresura a ir tras él, aunque no tan rápido como le hubiera gustado, todo su cuerpo dolía y sus movimientos eran roboticos. Amelia pensó que si Minho se daba por vencido justo en ese momento, todo se iría al demonio.

En el último momento la castaña pudo alcanzar a Minho, toma de la muñeca al pelinegro haciendo que este se detenga, rápidamente el corredor la encara mostrándose furioso, aunque no fue suficiente para intimidarla.

—Minho, escúchame, estamos a nada de conseguir la salida, no puedes rendirte justo ahora en un momento como este—le dice ella con voz calmada. De un movimiento brusco Minho se suelta de su agarre.

—Por favor, tienes que ser realista y salir de tu burbuja de felicidad, no hay una salida—dice entre dientes acercando su cara a la de ella.

—¿Por qué tienes que ser un jodido pesimista?—demanda la castaña alzando un poco la voz.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora