Capítulo 40

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LA BATALLA FINAL

THOMAS AGARRO A MINHO del brazo

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THOMAS AGARRO A MINHO del brazo.

—¡Tenemos que atravesar eso de alguna manera!—señalo con la cabeza el grupo rodante de Penitentes que había entre ellos y el Acantilado. Parecía una gran mole de grasa estridente con pinchos que brillaban por los destellos de la luz que reflejaba el acero, resultaban incluso más amenazadores bajo aquella luz grisácea.

Amelia esperó impaciente una respuesta de Minho mientras intercambiaban una larga mirada con Newt. El hecho de saber que iban a luchar era casi peor que el miedo que sentían.

—¡Ya están aquí!—gritó Marie—¡Tenemos que hacer algo!

—Tú diriges—finalmente Newt hablo, casi en un susurró—Hazles un maldito camino. Hazlo.

Minho hizo un gesto de sentimiento y una firme mirada de determinación le endureció los rasgos, el corredor se volvió hacia los habitantes del Claro.

—¡Los dirigiremos directamente al Acantilado! Lucharemos abriendo paso por el medio, presionaremos esas cosas hacia la pared ¡Pero lo más importante es conseguir que ellos lleguen al Agujero de los Penitentes!

Amelia dejo de mirarle y se centro en los monstruos que se aproximaban; tan solo estaban a unos metros de distancia, cogió con fuerza la lanza que no merecía ese nombre.

—¡Tenemos que permanecer juntos!—dijo Amelia sin mover ni un centímetro su vista.

—¡Vamos!—gritó Minho levantando en el aire un garrote envuelto en alambre de púas y con la otra un largo cuchillo plateado. Señalo con el cuchillo hacia la horda de Penitentes y la hoja proyecto un reflejo—¡Ahora!

El guardián echó a correr sin esperar una respuesta, Newt fue detrás de él pisandole los talones y luego el resto de los habitantes lo siguieron, un apretado pelotón de muchachos rugían hacia una sangrienta batalla con las armas alzadas, entre la multitud de chicos sudados Amelia busco un par de ojos verdes, Marie le dió una última mirada «Ten cuidado» gritaban, Amelia gesticuló un "cuidate".

Amelia se sentía temblar bajo agarre del cuchillo; estaba atemorizada, como nunca lo había estado, incluso podía percibir como de su piel emanaba el terror puro.

Justo cuando inundaron el aire los primeros sonidos de los chicos chocando contra los Penitentes, junto con los gritos y rugidos de la maquinaria y la madera contra el acero, Chuck pasó al lado de Amelia, que enseguida le agarró del brazo. Chuck tropezó con sus pies tambaleándose hacia atrás, el niño la miró con ojos llenos de miedo, el corazón de la castaña se estrujó en su pecho.

—Chuck, tú vendrás con nosotros—le dice Amelia, Thomas y Teresa asienten de acuerdo con ella.

Chuck mira hacia el campo de batalla.

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⏰ Última actualización: Sep 05 ⏰

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𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora