𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫

Capítulo 3

MALDITA ALIMAÑA ME HA DADO UN SUSTO DE MUERTE

UN TINTINEO METÁLICO LA DESPERTÓ como pudo abrió los ojos con pereza, el tintineo se repitió, alzo la cabeza parecía venir de las ramas. Con curiosidad se levantó para inspeccionar y lo que vio la asusto; era una especie de escarabajo plateado con ojos rojos.

Lanzó un grito de terror e intento alejarse pero tropezó con sus pies y cayo de lleno al suelo. El escarabajo se escurrió entre las ramas desnudas perdiéndose en la copa del árbol, lo único que alcanzaba a ver era ramas grises y esqueléticas.

Aún adormilada tallo con brusquedad sus ojos apartando cualquier rastro de sueño, Amelia pensaba que había sido una alucinación de su mente somnolienta. Un escalofrío le recorrió la espalada porque aunque no tuviera memoria podía jurar que aquella era la criatura más extraña que había visto nunca.

Se levantó rápidamente el suelo y sacudió sus pantalones quitando la tierra. Alza la mirada al cielo, pero la copa de los árboles no dejaba ver con claridad por lo que decidió salir de allí. Aquél bicho le había espantado el sueño.

Cuando pudo salir por fin de entre los árboles se dio cuenta de que era tarde, lo suficiente para que el cielo comenzara a opacarse y oscurecer. Su siguiente acción se vio interrumpido cuando su atención pasó a un grupo de chicos que entraban por las aberturas en las paredes. Y así paso en las otras tres.

En su mente comenzaron a formularse miles de preguntas; «¿Qué hay afuera, más allá de esos muros? ¿Qué harán ellos allá? ¿De cualquier forma quienes son ellos?» Amelia se encarga de seguir con su mirada al grupo de chicos hasta que los pierde de vista cuando entran a un edificio de hormigón.

—Demonios, esto es demasiado—susurra para sí misma sacudiendo la cabeza—. Pensándolo bien, no creo poder aguantar tanto tiempo sin saber qué demonios pasa con este lugar...

De pronto un fuerte estruendo la hizo callar; era un chirrido, como el que hacia la maquinaria pesada. Amelia mira en todas las direcciones posibles tratando de encontrar el origen de tan espantoso escándalo, asombrada se dio cuenta de que aquello venía de las paredes, estás comenzaron a moverse, igual que puertas gigantes. A esto se le unen las otras tres entradas.

Como un reflejo la castaña se lleva sus manos hasta los oídos en un vago intento de amortiguar el ruido que se había vuelto casi insoportable.

El ruido duro alrededor de cinco minutos, cuando todo quedo en silencio Amelia se sentía tan aturdida que no podía pensar con claridad. El pánico se cierna como ella dificultándole la respiración, las puertas se habían cerrado, ahora estaban atrapados aquí.

Pasado el aturdimiento giro sobre si y con paso decidido fue en busca de Newt, sabía que el rubio era el único que podía darle una respuesta y aunque estaba ignorando su petición de esperar hasta el tour la curiosidad no la iba a dejar tranquila. Amelia necesitaba respuestas y quizás él era el único en ese infierno con que él podía hablar sin querer golpearlo.