Capítulo 28

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TODO SE PONE PEOR

—Esto lo resuelve todo—dice Minho, con la mirada clavada en el borde del Acantilado

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—Esto lo resuelve todo—dice Minho, con la mirada clavada en el borde del Acantilado.

Amelia se detiene a su lado, mirando fijamente a la nada gris que había frente a ellos. No había señal de nada, a la izquierda, derecha, arriba, abajo o enfrente. Amelia intento ver más allá, pero no había nada, excepto una pared de impasibilidad.

—¿Resuelve el qué?—le pregunta Thomas al estar a un lado de Minho.

—Lo hemos visto tres veces ahora. Algo está pasando—explica el corredor, como si todo fuese muy obvio.

—¿Ah? No estoy entendiendo—argumenta Amelia.

—Ese Penitente muerto que encontré corrió hacía aquí y nunca le hemos visto volver o adentrarse más en el Laberinto. Lo que quiere decir que esos mamones que habíamos burlado saltaron por delante nuestro...—Minho comienza a divagar en sus pensamientos.

—¿Buerlado?—repite Thomas—. Quizás no tanto.

Minho lo mira con curiosidad.

—Hmm... De todas formas, entonces esto—apunta al abismo— ya no quedan más dudas, de alguna forma los Penitentes pueden dejar el Claro por aquí, parece mágia, igual que el sol desapareciendo.

—Si ellos pueden salir por ahí—añade Thomas continuando la línea de razonamiento de Minho—, también podemos hacerlo nosotros.

Minho ríe entre dientes.

—He aquí una vez más tu deseo de muerte. Quieres juntarte con los Penitentes y tomar el té ¿quizás?

—Thomas tiene un buen punto, ¿o tú tienes un mejor plan?

Minho la mira de reojos a lo que Amelia se cruza de brazos.

—Una cosa a la vez, chicos. Consigamos algunas piedras y probemos este lugar, tiene que haber algún tipo de salida oculta.

Se pudieron en marcha, escarbando alrededor de las esquinas y los recovecos del Laberinto en busca de piedritas, recogieron tantas piedras sueltas como les fue posible. Consiguieron más manoseando las grietas de las paredes, tirando trozos rotos al suelo y cuando habían termiando tenían un montón considerable, lo arrastraron todo hasta el borde y tomaron asiento, Amelia se cruzo de piernas en forma india mientras Minho y Thomas dejaron colgando los pies.

Minho saco su libreta y lápiz, los coloco en el suelo junto a él.

—¿Eso para qué?—preguntó Amelia apuntando con la cabeza las cosas.

—Tenemos que tomar notas, unas buenas y memorizarlo. Si hay algún tipo de ilusión óptica escondiendo la salida de este lugar no quiero se ser el que la cague cuando el primer shank intente saltar en su interior.

—Ese shank tiene que ser el Guardian de los corredores—dice Thomas con diversión—. Tu querrás sujetar entonces una preciosa cuerda.

Minho coge una piedra del montón.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒┃𝐦𝐚𝐳𝐞 𝐫𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora