Liu Xiuyan podía oír el familiar sonido de pisadas viniendo desde el exterior. La oscuridad que veía a través de su venta le indicó que estaba en medio de la noche, lo cuál generó más curiosidad a medida que los pasos se iban alejando sin detenerse.
No podía haber alguien despierto a un hora tan tarde, así que Liu Xiuyan sintió un deseo poco inteligente de ir a ver qué sucedía en los pasillos del palacio imperial. La verdad es, que Liu Xiuyan podía no ser una persona muy astuta pasadas las once de la noche. Para leer era increíble a esa hora, pues sus ojos se concentraban únicamente en la página frente a su rostro. Para otras cosas…su mente era como un puré.
Liu Xiuyan solo necesitó uno diez minutos para vestirse, acomodarse el desordenado cabello y salir a echar un vistazo. Regreso tras poner un pie afuera de la habitación, volviendo a emerger de ella con una bata más gruesa a su alrededor. Hacía más frío de lo que esperaba, así que se vio obligado a regresar para cubrirse mejor. No quería morir de hipotermia, era una de las cosas ilógicas que lo asustaba.
Y sí, era tan tonto como para pensar que podía morir de hipotermia solo por una leve brisa que apenas movía su cabello.
Caminar por el palacio sin ninguna iluminación resultó un gran desafío para el despistado Liu Xiuyan, quién perdió cualquier oportunidad de ser sigiloso luego de hacer ruidos cada vez que chocaba con las paredes. La persona que también recorría los pasillos debió oírlo si contaba con una audición regular, pues en realidad chocaba una cantidad estúpida de veces.
Logró escuchar unos pasos muy cerca, así que se detuvo a esperar que la persona siguiera caminando para seguirlo. En realidad la persona a la que seguía estaba muy consciente de su presencia, mas no quería alertar al inocente chico de qué sabía que estaba allí.
Liu Xiuyan se detuvo otra vez cuando oyó que los pasos se detenían, aún sin ver a la persona que seguía desde hacía rato. Están en una esquina, por lo que no alcanzó a ver nada más allá de lo que tenía enfrente. Solo logró ampliar su campo de visión cuando asomó su cabeza. Logró ver una figura envuelta en túnicas rojas, pero no podía distinguir si se trataba del principito o sus hermanos.
El protagonista avanzó con cautela, acercándose a la figura que descansaba en medio del jardín. El viento hacía que las túnicas rojizas se balancearan, lo que a su vez creó una imagen demasiado irreal para Liu Xiuyan. En serio parecía demasiado etéreo para ser una imagen verdadero. El viento no debería resaltar tanto las cualidades de un persona.
Liu Xiuyan decidió irse antes de sucumbir a la belleza de aquella persona vestida de rojo, pero una voz lo detuvo cuando se dió la vuelta. Una voz que en realidad esperaba no oír al menos hasta el otro día.
—¿Por qué no te unes a mí?
En definitiva, era Mo Ting. Claramente la autoridad suprema quería unirlos aunque Liu Xiuyan estuviera muy en contra de hacerlo. De verdad quería huir, pero no necesitaba una migraña a esas horas por no cumplir con los requisitos de la historia.
Resoplando con irritación, Liu Xiuyan cerró la distancias que lo separaba del príncipe y se sentó junto a él. Extrañamente, había un banco hecho de piedra que tenía el espacio suficiente para ambos. Solo que dejaba muy poco espacio entre ellos.
El muslo de Liu Xiuyan terminó apretándose contra la pierna de Mo Ting en aquel reducido asiento. La falta de ropa hacía del contacto una sensación demasiado peculiar. Ésta tela era más ligera que la moderna, así que la calidez del principito se filtraba hacia su pierna en medio de aquel frío. La ropa del principito tampoco era gruesa, lo que aumentó la sensación.
Liu Xiuyan esperó en silencio a que el príncipe hablara, pero Mo Ting no parecía tener intenciones de hacerlo. Incómodo, jugueteó con sus manos para distraerse de la situación. Aquel gesto atrajo la mirada del principito, quién observó entretenido el nerviosismo de Liu Xiuyan.
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¡Transmigré a mi novela favorita!
РазноеSecuela de "La esposa del soberano." (Puede leerse sin haber leído el primero) Liu Xiuyan es el fan más grande de la novela en línea "La esposa del soberano". Estuvo allí desde el principio y se quedó hasta el último capítulo, llorando, riendo y ena...