6: Visita a la capital. ¿El principito está celoso?

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Liu Xiuyan necesitó un par de días para aclimatarse a la ajetreada rutina del palacio junto a los tres príncipes y el tiránico sirviente llamado Zhao Jean. Aunque pasó algo de tiempo antes de que lo lograra, al final encontró una manera de arreglárselas para convivir y no interrumpir la rutina de los demás. Trabajaba con Zhao Jean en las mañanas y pasaba el resto del día conociendo a los príncipes o encerrandose en su habitación para pensar.

Su sistema era casi inservible. No podía llamarlo o utilizarlo cuando era necesario, sino que debía esperar a que el sistema interviniera por su cuenta. Tampoco ayudaba mucho, pues solo le daba información criptica que a veces ni siquiera comprendía del todo. Le frustraba depender de un ayudante que no parecía preocuparse mucho por su bienestar o por la conservación de su vírgen crisantemo. No, el sistema incluso le daba sugerencias sobre lo que podría hacer para perder su virginidad pronto. Su pobre mente estaba sufriendo con tantas imágenes inapropiadas, de las que ni siquiera podía quejarse porque su sistema insistía en causarle migrañas cuando aquello pasaba.

A Liu Xiuyan le pareció muy imparcial su sistema. ¿Por qué no era justo? ¿Tenía que estar lanzandolo a los brazos de Mo Ting siempre que hubiera una oportunidad? Ah, su sistema estaba demasiado obsesionado con hacer que se enamorara del principito.

Pasó un mes de completa tranquilo, hasta que los gemelos decidieron llevarlo fuera del palacio para una visita improvisada hacia la capital para que conociera las costumbres del lugar. Ésto atrajo la atención de Liu Xiuyan, quién, como cualquier lectura, estaba curioso por conocer el entorno en el sur vivieron sus personajes favoritos durante tanto tiempo. No le pensó mucho antes de aceptar con una sonrisa la invitación de los gemelos. Aunque en realidad sólo fue Mo Xian quien lo invitó mientras Mo Tang brincaba en su lugar de la emoción, igual a un niño inquieto que sale por primera vez de su hogar.

El día había llegado y los tres jóvenes, con permiso de Shen Lian (y una reticiente aceptación de Mo Yang, que se opuso a dejar ir a su pequeño A-Xian sin un escuadrón entero de guardias) abandonaron los impenetrables muros del palacio Imperial, con destino a la capital del Imperio. Los gemelos eran mucho más hiperactivos de lo que Liu Xiuyan esperaba, y terminaron arrastrándolo fuera de su habitación luego de despertarlo a una hora que no le pareció razonable en absoluto. Ver a un Liu Xiuyan somnoliento esforzándose por seguirle el paso a los príncipes era gracioso al principio. Después de un rato solo se volvió triste verlo así. Todo atractivo suyo quedó enterrado bajo una gruesa capa de ceños fruncidos y gruñidos poco atractivos.

Mo Tang desapareció de su vista tan pronto como llegaron a la capital, dejando a Mo Xian como su único guía. Liu Xiuyan apreciaba mucho a Mo Xian…pero tenerlo de guía era algo que no disfrutaba mucho. Mo Tang era demasiado alegre y Mo Xian…no era demasiado nada. La verdad es que Liu Xiuyan aún estaba tratando de descifrar cuál era la verdadera personalidad de Mo Xian. A veces lo atrapaba mirando hacia una dirección lejana con una expresión extraña, pero era incapaz de preguntarle qué buscaba con tanto ahínco.

Agotado, Liu Xiuyan arrastró su cuerpo hasta cubrirse con el techo de una tienda vacía. Se relajó tanto que solo unos minutos después ya estaba sumergido en un profundo sueño.

Aunque la posición no era cómoda, Liu Xiuyan se las arregló para dormir sin problemas sentado junto a una viga de madera. Su cabeza descansaba contra el objeto de madera, mientras su cuerpo se inclinaba levemente en la misma dirección. Tendría un terrible dolor al despertar, pero mientras durmiera estaría bien. De hecho Liu Xiuyan podía dormir en cualquier lugar siempre que estuviera lo suficientemente cansado para no importarle su situación.

Liu Xiuyan no despertó, ni siquiera cuando su aspecto hermoso atrajo a una pequeña multitud que se reunió para verlo dormir. Mo Xian se mantuvo al margen, observando todo desde un puesto lejano y al mismo tiempo ayudando a una anciana a llevar su carro de frutas. El mayor de los gemelos prefería no intervenir, al menos hasta que alguien fuera lastimado.

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