5: Aprendiendo a vivir en el palacio.

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Haber leído sobre el palacio no ayudó mucho a Liu Xiuyan cuando tuvo que vivir allí. A pesar de conocer bastante sobre la rutina de quienes vivían allí, Liu Xiuyan se encontró a sí mismo luchando por encajar en el palacio sin interrumpir la vida diaria de los demás habitantes.

La situación con Mo Ting ya no le preocupaba, porque el principito había empezado a ignorarlo cuando se encontraban frente a otras personas. Hecho que no afectaba a Liu Xiuyan. En absoluto. O eso seguía diciéndose a sí mismo para no hacer un escándalo. Mo Ting no lo ignoraba de verdad, simplemente intentaba no hablarle para evitar que el joven Liu se sintiera presionado. Tenía una intención muy buena en realidad.

Pero a los ojos de Liu Xiuyan, estaba siendo ignorado de una manera horrible por el príncipe con el que había hablado durante horas hace pocas noches. Aún podía sentir los dedos del principito en su rostro, acariciando con tal delicadeza que parecía asustado de romperlo. Liu Xiuyan por fin entendió el efecto que tenían las caricias en el rostro sobre un personaje pasivo. Su pobre corazón aún se aceleraba al pensar en ello.

Ah, Liu Xiuyan era un adolescente bisexual con hormonas y un par de ojos completamente funcionales. Era obvio que no podría resistirse a un atractivo príncipe que buscaba cortejarlo. ¡Esa era su fantasía!

-¡Liu Xiuyan!

El protagonista también había descubierto que Zhao Jean era tan, por no decir más, un dictador que su madre. Desde ese fatídico día en el que ofreció ayudar a Zhao Jean con sus deberes a pesar de las señas que intentaron darle los gemelos, el muchacho había estado sometido bajo la opresión de un tirano que lucía como un ángel.

Liu Xiuyan siempre fue un niño mimado. No importaba si eran sus hermanas o el resto de su peculiar familia, siempre tenía a alguien que se encargaba de cuidarlo en caso de que necesitara algo. Si pedía agua, alguien se la tenía de inmediato sin poner ninguna queja. Todos lo trataban como a un niño pequeño porque sabían que era demasiado despistado para hacer las cosas por su cuenta.

Zhao Jean no tenía nada de paciencia, incluso cuando Liu Xiuyan demostró que en realidad era incapaz de manejar las tareas de un sirviente. Que fuera un invitado de la Wangfei no afectó su decisión en lo más mínimo, pues lo puso a trabajar como a cualquier otro sirviente sin ninguna consideración o lástima. Liu Xiuyan lloró frente a él, y aún así Zhao Jean no dudó en poner una bandeja sobre sus manos enviándolo a la habitación del principito cada mañana para dejarle una comida que tenía la costumbre de ingerir a diario.

Liu Xiuyan estaba ligeramente decepcionado, porque el príncipe huía cada vez que entraba a su habitación. Siempre lograba inventar una excusa diferente para excusarse y no hablar en absoluto con el joven chico.

Cómo protagonista de la historia, él esperaba encontrarse a Mo Ting en todos lados. También estaba algo decepcionado de que él principito hubiera abandonado sus planes de cortejarlo en cincuenta días. Después de oír esas palabras tan hermosas de Mo Ting, no era posible para él solo olvidar que el príncipe había prometido hacer que se enamorara de él en ese periodo de tiempo.

Aunque ahora apenas tenían tiempo de interactuar.

Deprimido, Liu Xiuyan continuó trabajando como un sirviente hasta que Zhao Jean le permitió irse. Llegó a su habitación cansado, arrastrando sus pies por el suelo como un zombie. En serio estaba empezando a desarrollar un fuerte desagrado hacia la tiranía de Zhao Jean.

Mientras se acercaba a su habitación, había una extraña sensación de inquietud en la parte trasera de su cabeza. Sentía que algo iba a pasar, aunque su sistema no le había advertido de ningún evento importante en la historia. Quería creer en su intuición, pero también quería tener la esperanza de que su sistema lo ayudaría dándole al menos una advertencia sobre los eventos importantes de la historia.

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