Dmitri no nació por amor.
Lo que en otras parejas debía ser natural y casi orgánico, en los padres de Dmitri era tan complicado como resolver los misterios del universo. Su madre era una bella mujer rusa de cabello amarillo y ojos verdes. Su padre un refinado noble español que logró conquistar a la única hija del Zar ruso. Por más bellos que fueran y tan bien que se vieran juntos, Dmitri creció sabiendo que sus padres se odiaban a muerte. Para él no existía el amor y era solo una excusa para aferrarse a alguien cuando uno se encontraba desesperado.
Dmitri tuvo el lujo de crecer entre palacios enormes y personas dispuestas a todo para satisfacerlo. Creía que ello era lo único correcto, así que no tenía problemas con poner sus necesidades por encima de los demás.
El príncipe ruso no quería casarse con una de las mujeres que sus padres intentaban presentarle cada semana sin faltas. A él le gustaban los hombres y la mera idea de tener que acostarse con una mujer para tener herederos le hacía vomitar. Por eso investigó, hasta que un día oyó de sus parientes franceses que existía un lugar donde algunos hombres podían concebir. Con el permiso inocente de sus padres, viajó a ese peculiar país en busca de un hombre que pudiera cargar a sus hijos. Esa era su única idea. Nada más que eso.
Luego apareció Zhao Jean, como un enviado del cielo. Su rostro delicados, facciones femeninas y cuerpo curvilíneo atrajeron la atención de Dmitri desde que lo vio por primera vez. En ese momento solo quería una buena noche de placer, así que no le importó mucho el día después. Zhao Jean fue tan bueno, tan responsivo que a Dmitri le fue imposible contenerse. Lo olvidó al día siguiente, pero pronto fue abordado por el mismo chico diciéndole que estaba embarazado.
Feliz, Dmitri decidió seguir con el plan. Ya que quería asegurarse del bienestar de su futuro heredero, Dmitri fingió tener sentimientos por Zhao Jean. Pero en algún momento dejó de fingir. Vivir con Zhao Jean fue… esclarecedor. Él finalmente supo cómo debía ser el amor. Y con ello vino lo que más odiaba del amor: miedo por el ser amado.
Esa noche, días después del nacimiento de Luka, Dmitri quiso irse sin alertar a Zhao Jean. Sabía que verlo iba a ser terrible. Zhao Jean no dejaría que se llevara a su hijo sin pelear.
Dmitri no pudo soportarlo. Cuando Zhao Jean empezó a rogarle y llorar para que no le arrebatara a su hijo, Dmitri no pudo soportar la tensión. Lo golpeó y… y le hizo algo imperdonable, nublado por la frustración de no poder lograr su cometido. Dmitri se arrepintió tanto que se detuvo a las puertas del palacio. Quería ser atrapado. No quería hacer más daño.
Mo Yang lo azotó treinta veces.
Mientras perdía sangre, solo podía arrepentirse de todo. Zhao Jean era lo único en su vida que no era falso en absoluto. Y él lo dañó. Porque no merecía amor.
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¡Transmigré a mi novela favorita!
AléatoireSecuela de "La esposa del soberano." (Puede leerse sin haber leído el primero) Liu Xiuyan es el fan más grande de la novela en línea "La esposa del soberano". Estuvo allí desde el principio y se quedó hasta el último capítulo, llorando, riendo y ena...