¡Transmigré a mi novela favorita!

35: Revelaciones.

Había vomitado tantas veces en la última semana que ya había preocupación en todos los miembros de la familia imperial. Shen Lian parecía preocuparse por él todo el tiempo, pero Liu Xiuyan no creía que fuera tan importante. Si no supiera todo lo sucedido, Liu Xiuyan habría creído que estaba esperando un bebé por todos los síntomas que mostraba.

Liu Xiuyan estuvo muy distraído como para prestar atención a los malestares que desde hacía unos días estaban haciéndole difícil la vida. La boda seguía en pie a pesar de los contratiempos y era una especie de costumbre que la novia y su familia se encargaran de hacer aquello que los hombres Mo parecían incapaces de realizar; organizar. La boda de Shen Lian bien podría haber sido un desastre si el emperador Liu no se hubiera hecho cargo de ello desde el principio. Él, contrario a su rústico sobrino, tenía un buen sentido de la estética que puso a prueba tan pronto fue capaz de concertar el matrimonio de Mo Yang. Zhang Liu ya creía que su sobrino iba a ser un soltero hasta la muerte cuando el bello angel Shen Lian entró a su vida.

Ahora que era la boda de su nieto (consideró a Shen Lian su hijo) Zhang Liu estaba emocionado de organizar otra boda. Aún más porque se trataba del joven descendiente de Liu Kang al que se había encariñado tras solo unos meses. Saber que podría ver al descendiente de Liu Kang casarse con un hombre decente era demasiado increíble para el antiguo emperador. Aunque ésto también representó un desafío a su actual situación.

Resulta que Zhang Liu había estado reuniendo el valor para decirle a An He (su compañero) quien era en realidad. Debía asegurarse de sonar completamente serio o el joven creería que se estaba burlando de su ceguera, así que trató durante días de hallar la mejor manera de decirle. No podía simplemente soltar que era el emperador muerto y que iba a organizar la boda del nieto de su verdadero amor. No, eso solo haría que An He se llenara de inseguridades tontas. Si bien quería a Liu Kang con toda su alma, no podía menosprecia el amor que empezaba a desarrollar por An He. Y quería proteger éste amor, a diferencia del que tuvo con Liu Kang.

Tantas cosas hicieron que el tiempo pasara rápido, por lo que Zhang Liu pronto se vio en la obligación de partir hacía el palacio dentro de dos días. Llevar a An He o no dependía de la respuesta que éste tuviera ante su verdad, mas no estaba muy convencido de actuar ahora. ¿Por qué? Bueno...

-Zhang-Ge- jadeó An He, abriendo la boca al máximo cuando el hombre mordió su hombro.

Estaban en una situación bastante íntima en la que seria incómodo repentinamente mencionar una boda de alguien a quien An He no conocía.

Verdaderamente no fue su intención que las cosas llegaran tan lejos cuándo solo quería hablar sobre la boda. Pero Zhang Liu era ya un hombre maduro con ciertas necesidades incumplidas que salían a la luz a veces; qué entrara en la habitación exactamente cuándo An He estaba deshaciéndose de su ropa fue una terrible coincidencia, que por accidente llevó a otros asuntos. Era bastante difícil pensar en su nieto mientras sostenía al joven An He bajo su cuerpo, besando cada parte de su piel con gentileza.

Zhang Liu dejó que sus labios se arrastraran por el pecho de An He, bajando con una tortuosa lentitud hasta fijarse en sus efectos pezones. Sin pensarlo mucho succionó uno, alzando la mirada cuando oyó un dulce gemido en la garganta de An He. Sus ojos estaban muy abiertos, mirada vacía fija en el techo de la habitación que para él no existía. Puede que no viera, pero podía sentir todo claramente. A Zhang Liu besando su pecho y sus manos recorriendole los costados como si buscara delinear su figura. Para An He era demasiado intenso todo ese toqueteo y estimulación.

Zhang Liu estaba algo distraído con el cuerpo de An He, pero todavía recordaba el motivo de su visita aquel día. Solo buscaba decirle la verdad de sus orígenes, no quitarle la virginidad en un desagradable callejón. Tenía que concentrarse, aunque era difícil...