Liu Xiuyan no podía soportarlo.
Estaba nervioso. No, nervioso no alcanzaba a cubrir la cantidad de sentimientos que fluían por su cuerpo. Estaba aterrorizado, intimidado e intensamente perturbado ante la perspectiva de ser cortejado por Mo Ting. Ni siquiera podía explicar la razón de su miedo, sólo sentía que su corazón iba a salírsele del pecho con lo fuerte que sonaban sus latidos. Había un gran temor creciendo dentro de él, alimentado por muchas lecturas que terminaban de manera horrible.
Pero aunque quería, no podía esconderse en su habitación todo el tiempo. Debía salir. Ya sea por comida o por necesidades básicas humanas, simplemente no podía permanecer encerrado en la habitación por más tiempo.
Con una mueca, Liu Xiuyan abandonó la temporal seguridad que le brindaba su habitación al día siguiente, de inmediato sintiéndose abrumado por el sol. Estar encerrado había hecho que se acostumbarara a la oscuridad, así que ahora cualquier atisbo de luz parecía un rayo en sus ojos. De verdad no podía ver bien. Eso, añadiéndole el hecho de que temía encontrarse al principito, finalmente logró arruinar su ya oscurecido humor.
Tenía la misma cara de irritación en el rostro cuando llegó al comedor principal, donde toda la familia Imperial (a excepción del principito) desayunaba tranquilamente. Shen Lian fue el primero en notar su presencia, levantándose con emoción para recibirlo dentro de aquel espacio. La eterna sonrisa en su rostro deslumbró a Liu Xiuyan, quién se preguntó cómo podía mantenerse tan felíz.
—A-Yan, pensé que te sentías mal— dijo Shen Lian mientras empujaba a sus hijos para que abrieran un espacio entre sus sillas. —¿Ya estás mejor?
Hubo un momento de vacío en la mente de Liu Xiuyan. Dudó un poco antes de contestar la pregunta de Shen Lian con una respuesta que no era completamente cierta.
—Sí…eh, ya no me siento mal— murmuró.
—¡Bien! ¡Siéntate con nosotros!
—Ah, Shen Lian— un tímido Liu Xiuyan llamó la atención del adulto. —¿D-Donde está Mo Ting?
—¿Mo Ting?— Shen Lian hizo una pose pensativa. —¡Oh! Dijo que estaba planeando la manera de conquistar a su futura esposa.
Si hubiera tenido agua en su boca, Liu Xiuyan la habría escupido toda debido a la sorpresa que le generó oír aquella frase de Shen Lian. Sabía que el principito era insistente, pero no pensó que se tomaría tan seriamente el cortejarlo. Con Liu Xiuyan solo tenía que intimidarlo un poco más y el cobarde protagonista aceptaría a todas sus peticiones.
El cambio en su expresión pasó desapercibido por Shen Lian, tan distraído como era siempre, pero su esposo e hijos sí notaron que el joven invitado parecía alterado. Sin embargo ninguno quiso comentar, conscientes de que Mo Ting se había fijado en Liu Xiuyan desde que llegó. Shen Lian seguía siendo despistado, tanto así que era el último en enterarse de todo lo que sucedía en su hogar.
Shen Lian fue como una madre con Liu Xiuyan, alimentándolo más de lo necesario y arreglando su ropa incluso si ni estaba desordenada. Hizo sentir al joven como su estuviera en casa otra vez, con sus hermanas cuidandolo.
En el pasillo, Liu Xiuyan iba de regreso a su habitación. Los recuerdos del gentil cuidado que le brindaban sus hermanas eran fuertes, podía sentir sus manos acariciándole el cabello y sus labios dejando besos en sus mejillas. Podía recordar con absoluta claridad cómo limpiaban su rostro de las lágrimas cada vez que algo malo pasaba. Sus hermanas eran demasiado buenas con él, y empezaba a desear que estuvieran allí. Sin darse cuenta, estaba llorando.
Era un llanto silencio que no podía ser oído, pero había lágrimas cálidas bajando por sus mejillas. Su labio inferior temblaba. Lucía triste.
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¡Transmigré a mi novela favorita!
De TodoSecuela de "La esposa del soberano." (Puede leerse sin haber leído el primero) Liu Xiuyan es el fan más grande de la novela en línea "La esposa del soberano". Estuvo allí desde el principio y se quedó hasta el último capítulo, llorando, riendo y ena...