Era viernes, su cumpleaños. ¡Dieciocho años ya! ¿Por qué se sentía tan miserable? Fácil: no había tenido noticias de Fernando en toda la semana, desde aquel fatídico sábado en el que supo que estaba con Vivi. Aunque intentó seguir los consejos de su mejor amiga e intentar no crearse historias en su cabeza, era imposible que no pensara que algo estaba mal. Lo corroboró cuando pasaron las horas sin tener si quiera un mensaje de felicitación de él… ¿Lo habría olvidado? Parecía otra vida desde que Fern le prometió que harían algo juntos ese fin de semana. Atrás habían quedado todos sus planes, y a una semana del primer beso, el panorama no podía ser más desalentador.
Sarah tomó el tren de cercanías en la tarde, para irse a Castellón. Sus padres la habían llamado para felicitarla, pero lamentablemente tenían un importante compromiso de trabajo y no podrían verla hasta el siguiente fin de semana…
No podía estar más triste, aunque intentaría levantar su ánimo frente a su abuela. Era lo mínimo que podía hacer, ya que la anciana le iba a preparar una cena por su cumpleaños.Durante el trayecto a casa no pudo evitar pensar en Fern. Tenía el corazón oprimido, y ni siquiera había recibido de él una palabra… Sin pensarlo mucho comenzó a escribir y plasmó sus emociones en una poesía. Dudó si publicarla, pero necesitaba desahogarse de alguna manera, así que lo hizo… No sabía si Fernando tendría interés aún en sus letras, pero aquello era algo que hacía para sí misma, no para él.
Los padres de Fern insistieron mucho en que él se quedara con ellos ese fin de semana, o al menos hasta el domingo; sin embargo, él estaba decidido a partir de regreso a Valencia ese mismo día, luego del examen en la clínica. Estaba nervioso por el resultado, que tardaría una semana, pero al menos sentía el corazón más tranquilo. A sus padres les dijo que prefería viajar para ponerse al día con las materias de la escuela; aunque aquello fuera verdad en parte, lo cierto es que necesitaba ver a Sarah. Era su cumpleaños, y no quería arruinárselo, pero tampoco podía seguir ausente. Ella se merecía una explicación y había llegado el momento de dar la cara.
Fern viajó en autobús a Valencia, lo cual era más demorado, pero más barato. Al llegar a la cuidad tomó un baño en la residencia, buscó su auto y se dirigió a casa de Lucas para recoger los apuntes. Imaginaba que Sarah estaría ya en Castellón con su abuela. No le había advertido que estaba de regreso, pues prefería darle la sorpresa. No sabía si sería una buena sorpresa…
Llegó a casa de Lucas, también sin avisar. De sus dos amigos, el chico de gafas de pastas era el cerebrito, así que sus apuntes eran muy buenos. Al tocar el timbre de su casa, su amigo lo recibió con sorpresa, pero también con alegría.
—¡Qué bueno verte, Fern! ¿Por qué desapareciste? ¡Nos tenías muy preocupados!
Fern pasó al salón. Lucas merecía la verdad, pero Sarah debía conocerla primero.
—He tenido que ocuparme de algunos asuntos familiares —explicó—. Mi madre está embarazada de gemelos…
––¡Oh! ¡Eso sí que es una noticia grande!
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La chica del poema ✔️
Teen FictionSarah tiene diecisiete años, trabaja en un café y está a punto de comenzar sus estudios de Derecho en la Universidad de Valencia. Su vida es tranquila, sin grandes sobresaltos, hasta que una tarde se reencuentra con su mejor amigo del colegio, del q...